Bruxismo: un hábito con muchos riesgos a nivel oral y facial
Este tipo de enfermedad bucal, no sólo afecta a los adultos, ya que también "puede aparecer durante la infancia, incluso cuando los pacientes todavía tienen los dientes temporales o de leche".

En muchas ocasiones, las personas solo se percatan que tienen bruxismo hasta que sus compañeros de habitación les manifiestan que están apretando y rechinando sus dientes mientras duermen, o cuando consultan al médico por dolor en la musculatura facial, la cual es una causa frecuente de consulta.
Según la Doctora Adriana Sabogal, especialista en Cirugía Oral y Maxilofacial adscrita a Colsanitas, “aunque el bruxismo no es una patología o un trastorno en sí mismo, este hábito de apretar, frotar y rechinar los dientes superiores con los inferiores repetitiva e inconscientemente durante el sueño o cuando se está despierto, genera preocupación por el riesgo de lesiones dentales permanentes y el dolor e hipertrofia de los músculos”.
Las causas del bruxismo son multifactoriales en las que intervienen aspectos sicológicos, psicosociales y físicos. El bruxismo puede presentarse en pacientes con problemas neurológicos, o que tengan una lesión cerebral o un trastorno degenerativo del movimiento como el Parkinson. También puede aparecer en personas que tienen trastornos del sueño, historial de abuso de drogas, o como un efecto secundario del suministro de un determinado medicamento, especialmente psiquiátrico.
Por causas morfológicas, el bruxismo puede deberse a problemas de maloclusión dental y alteraciones de la anatomía mandibular. Apretar y rechinar los dientes es un hábito más frecuente en las personas que tienen expectativa ansiosa, dificultad para manejar la frustración o cuando enfrentan episodios de estrés crónico. La tensión emocional que genera esas situaciones a su vez puede aumentar la tensión muscular.
Riesgo de daños permanentes del bruxismo
- Los casos leves de bruxismo pueden no producir molestias y no requerir tratamiento, pero en casos severos tiene profundas manifestaciones a nivel intraoral y facial.
- Los dientes pueden desgastarse, aplanarse, fracturarse y reducir su tamaño significativamente.
- Todo esto lleva a que se pierdan los tejidos dentarios y aumente la sensibilidad, desencadenando dolor e incomodidad por el frío o al masticar determinados alimentos. Incluso, la frotación constante puede dañar restauraciones dentales a las que se haya sometido el paciente en anteriores ocasiones.
- La actividad muscular exagerada derivada de rechinar los dientes los puede aflojar y a la vez debilitar las encías y el hueso, que son estructuras de soporte de los dientes. Entretanto, en la mucosa de la mejilla se puede presentar algunas lesiones pequeñas similares a una mordida.
- Por el bruxismo nocturno, la persona puede despertar en la mañana con dolor cervico craneal y mandibular, y sentir un dolor similar al de oído. Cuando es tan intensa la actividad muscular se pueden inflamar su cara y cuello.
No respeta edad
La edad de comienzo del bruxismo es muy variable. Hay niños que comienzan a bruxar en la edad infantil (incluso a edades tan tempranas como los 3 años) y otros en la pubertad o adolescencia.
La edad de máxima actividad en la mayoría de bruxistas "suele ser la del final de la adolescencia y el comienzo de la edad adulta (16-20 años), y es a partir de entonces cuando la intensidad y frecuencia del bruxismo tiende a estabilizarse entre los 20 y los 40 años para ir disminuyendo progresivamente con el paso de los años.
Ejercicios sencillos
Además de los tratamientos específicos, también son importantes las modificaciones en el estilo de vida "que pueden ayudar a reducir los síntomas y a mejorar la calidad del sueño de las personas que sufren bruxismo.
Aquí se incluye un listado de lo que se puede hacer para ayudar a reducir los síntomas:
- Realizar ejercicios de mandíbula y cuello prescritos por el fisioterapeuta especializado en dolor craneofacial.
- Ejercicio físico aeróbico para disminuir la tensión emocional y el estrés.
- La meditación, el yoga y los ejercicios de respiración profunda pueden reducir el estrés.
- Mantener unos horarios de acostarse y despertarse adecuados.
- Los baños calientes, las compresas calientes y el automasaje facial pueden aliviar la tensión de la cabeza, mandíbula y cuello.
- Evitar los alimentos duros y el chicle que puede mantener los músculos de la mandíbula más relajados.
- Reducir o eliminar los alimentos nocivos, estimulantes y azucarados como la cafeína, el alcohol, las bebidas energéticas, refrescos y repostería.
- Dejar el tabaco o consumo de drogas.