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Regional/ Creado el: 2019-03-03 03:36 - Última actualización: 2019-08-21 05:51

Apicultura, ‘la miel esencia de la vida’

Una nueva asociación se está consolidando en el Huila. El ambicioso proyecto busca ser la primera granja apícola del país, y fue fruto de la unión de algunos labriegos huilenses, quienes tienen las puertas abiertas a nuevos apicultores, con o sin experiencia.

Crédito de Fotos: Diego Herrera

Escrito por: Redacción Diario del Huila | marzo 03 de 2019

Por: Caterin Manchola

De camino a Otás, localidad del municipio de Campoalegre donde se congregaría una naciente asociación de apicultores del Huila, uno de los gestores del proyecto comentó que ha visto más de 20 tipos de miel.

Las hay oscuras, medio claras,  de color verde e incluso algunas 'rojo sangre'. 

Asimismo, especies de abejas que dependiendo del tipo de flora que consuman, producirán un tipo de miel especial que varía además del color, en el sabor como por ejemplo a café. Además, hizo claridad en que la miel cristalizada no siempre supone una baja calidad en el producto.  

El corregimiento se encuentra a pocos minutos del área urbana de Campoalegre y a menos de dos horas de Neiva. Quien hizo alusión al tema es Francisco  Arturo Silva Aldana, un apicultor que desde los 15 años cree firmemente en que “la miel es como la esencia de la vida”.

Durante el recorrido, además hizo alusión a lo importante que es la familia, y dijo que precisamente eso es lo que son los apicultores con los que prontamente nos íbamos a reunir. Una familia.

Pero no pudo evitar que este proyecto, el cual nos iba a enseñar y para el que habíamos madrugado bastante el sábado, fue fruto de un proceso de resiliencia después de conocer que un día –aún no sabe cuándo- cuatro años atrás le notificaron que todo su proceso de apicultura quedaría sepultado bajo tierra, sí o sí, pues era una determinación del Gobierno Nacional, lo cual significaba que debían  'alzar vuelo y polinizar' otra zona. 

“Hemos tenido una terrible amenaza y es que la carretera 4G nos tumba la casa y la planta. Gracias a eso no hemos podido sacar el registro Invima de la cerveza y el vino, eso nos ha tenido truncados los proyectos y ha perjudicado económicamente en gran manera”.

La casa que según anuncios será demolida, se encuentra a 10 minutos de Neiva, sobre la ruta nacional 45. Y fue comprada por el padre de ‘don Pacho’ (como le dicen sus conocidos), hace más de 70 años.

“Afectivamente es muy duro, así como también para la empresa. Es terrible que a uno lo despojen de un espacio donde ha vivido tres generaciones con el supuesto progreso pero, ¿cuál progreso?  Ahí nos criamos todos los 9 hermanos. Luego yo le compré a mi madre y también se criaron mis tres hijos y luego mi nieto también alcanzó a vivir algunos años. Ahora, nos desalojan a todos y realmente no sabemos qué va a pasar, si esa vía se va o no a hacer”, dijo con desconsuelo.

Y agregó que desde el anuncio a la fecha, “ha sido una total incertidumbre”.

“Todas las veces que ya, que ya… Eso es una situación durísima que nos afectó psicológicamente y a la empresa”.

En medio de la incertidumbre, también comentó que comenzó con el proceso de apicultura a los 15 años de edad, “o sea que son más de 55 en el proceso”, indicó Don Pacho. Y agregó que con su amigo Álvaro Falla Alvira, quien era muy inquieto, puso abejas “y como éramos los compinches pues entonces ahí fue mi primer acercamiento”. En ese tiempo, narró, era muy fácil porque trabajaban con abejas europeas, especies muy mansas que casi nunca atacaban, y que eso se realizaba en su casa, la que prontamente ya no volverá a ver.

Y es que el acercamiento de Arturo Silva Aldana, con estas especies, es algo de admirar.

“Para mí las abejas son el motor del universo. Más del 70% de los alimentos que consumimos lo debemos a la polinización y los mayores polinizadores son las abejas. Las abejas son vida”.

Al proyecto que ejecutaban en su casa, se unió toda su familia. Lolita, su esposa (como él le dice de cariño), y sus tres hijos.

“Aquí hemos tenido el desarrollo de los productos derivados como la hidromiel, cerveza de miel, el jabón de miel, caramelos, producción de núcleos y su material biológico, y toda la producción de abejas sin aguijón".

Ante la amarga amenaza de perder todo su trabajo, junto con su familia empezaron a buscar sitios en dónde desarrollar sus proyectos bandera. Y por ende, de la mano de algunos labriegos de diferentes municipios del Huila, han ido fortaleciendo un nuevo proyecto en Otás, “porque en el momento en que nos digan ‘vamos a echar para adelante esto’, vamos a tener una segunda opción”.

Ese será su ‘as bajo la manga’, frente al destino.

“Mis tres hijos y mi esposa, y muchos campesinos, hemos echado para adelante, dándonos la mano entre todos. Este es un camino muy bonito”, resaltó con esperanza el apicultor. De esa manera fue como nació la iniciativa. 

Cuando le interrogué sobre la conexión que los apicultores tenían con las abejas, con gran entusiasmo dijo que era “muchísima”.

“Yo amo las abejas, soy feliz entre ellas. Cuando voy a algún sitio y veo alguna que no puedo identificar, me esfuerzo. Soy feliz cuando trabajo con estas especies, con o sin aguijón”, aclaró.

Durante el camino además relató datos curiosos como que cuando llegó la invasión española, los indígenas nuestros tenían como única fuente de dulce las abejas, angelitas principalmente. Tenían hasta el dios de las abejas, agregó.

Pero “desafortunadamente los curas españoles  dijeron que la miel  era usada para los ritos satánicos. Y ellos nos trajeron las otras especies, y nos sacaron las nativas”.

Al llegar a ‘Villa de las Abejas Felices’, como se le denomina a la finca donde se está consolidando todo el proyecto de apicultura y la cual se visualiza como la primera granja de este tipo, la lluvia comenzó a hacerse presente, de ahí que el proceso por conocer de cerca y vivir un poco la apicultura se truncara. Aunque solo por pocos minutos.

Según explicó el gremio, la lluvia hace que llegue la florescencia, pero también que las abejas se tornen más agresivas.

Miles y flora

Mientras esperábamos que la lluvia cesara, surgieron algunos temas en los que los productores hicieron varias precisiones.

Iniciaron con el por qué se cristaliza la miel. De acuerdo con los presentes, toda miel tiende a cristalizarse, pero principalmente el frío es un factor determinante en que se produzca este cambio.  La cristalización en las mieles puras se da de un solo tono, “la miel queda como una mermelada, suave. En Europa se consume la miel cristalizada”.

“La flor produce néctar y es el proceso de convertirse en un fruto. El árbol produce entre tres o cuatro tipos diferentes de azúcar y por eso es el sabor dulce de la miel; la cantidad de azúcar natural que producen las flores. La cristalización se da cuando toda esta azúcar se condensa y pasa de su estado líquido a un estado semi-sólido. Y queda como una mermeladita y con pequeños cristales”.

El efecto se puede reversar poniendo la miel en un ‘baño de maría’ o exponiéndola un poco al sol.

Para comprobar que una miel sea de calidad, basta con probar. Si al hacerlo se siente una pequeña molestia en el cuello, es de calidad, explicaron los apicultores.

También explicaron que en el departamento del Tolima, se puede conseguir miel verde, esmeralda. Y que en el Huila se ha logrado una miel roja, “casi tipo sangre”, mieles negras, otras muy claritas casi cristalinas que se ha dado en el municipio de Íquira.

“Hay mieles de todas las tonalidades, entonces la gente tiene la creencia de que si no son oscuras son biche. Pero ya las personas han ido cambiando de opinión cuando uno les explica que, de acuerdo la floración de los árboles, las abejas crean un tipo de miel”, señalaron los labriegos.

“Plantón, cuando florecía ese árbol, es que se daban las flores verdes. Esa es exquisita y única. También Árboloco, da unas tonalidades claras, aunque con problemas que cristalice”, advirtieron. 

El pensado es caracterizar el tipo de mieles, que si alguien quiere miel de café, pueda dársele, agregaron los apicultores.   Y resaltaron que la miel de café es clara y se le siente el sabor a café; algo gratificante en el departamento con más producción de este grano en el país como lo es el Huila.

Durante el conversatorio, nos dieron a probar una miel que según los labriegos, era cristalizada, pero no se pudo evitar la molestia en el cuello.

“Eso es porque es de calidad”, aseguraron.

Proyecto

De la nada la lluvia cesó y prontamente María, una de las más pequeñas apiculturas, fue la primera en tener listo su traje.

María y Oscar, los apicultores más jóvenes del proyecto. 

Al proyecto solo pudimos ingresar algunas pocas personas.

Durante el recorrido, se realizaron algunos acercamientos a paneles y nos explicaron que  el predio comprende más de 32  hectáreas dedicadas exclusivamente a la apicultura, donde hay exactamente  64 colmenas.

En cada colmena puede haber alrededor de 30 mil abejas, dijo uno de los apicultores. De ahí que no se pudiera evitar algún tipo de miedo por posibles picaduras.

Inicialmente se ha trabajado con abejas nativas, pero se sabe que también existen africanizadas.

En la caminata explicaron que hay módulos de producción de reinas; módulo de producción de mieles exprés, de jalea real, de embriones producción de zánganos; varios apiarios para la producción de material biológico, una zona donde están los núcleos en formación – con lo que se proyecta producir 100 núcleos mensuales-. Y se tiene proyectado que la iniciativa culmine con 120 colmenas.

En este trabajo se depende principalmente del clima. Este es un factor a favor con el que cuentan los labriegos, pues en esa vereda se está entre  los 700 y 100 metros sobre el nivel del mar.

Los campos se encuentran en terrenos semi-planos y con afluentes de agua circulando.

Es común encontrarse colmenas repletas de abejas a menos de dos metros cada una. Y además de los trajes, se lleva humo, para mantenerlas controladas.

El tipo de traje es directamente proporcional a lo seguro.  Los labriegos, narraron que entre más gruesa sea la tela, más calor les da, de ahí que algunos optaran durante el recorrido por quitarse los aguantes y manipular los paneles sin ninguna protección, -ese no fue el caso de los periodistas-.  





‘Unidos como abejas’

Los apicultores también expresaron que se quiere crear una gran red nacional y hasta el momento se cuenta con personas de Algeciras, Hobo, Campoalegre, y algunas otras asociaciones.

Oscar Flores, residente en Algeciras, es un apicultor nuevo que ha ido perfeccionando el oficio y decidió hacer partícipes a su hija María, de 8 años, y Oscar Julián de 12 años.

“A mí me gustan las abejas porque la miel sirve para remedios”, dijo tímidamente la infante de ocho años. También aseguró que no les teme, pues ya cuenta con su propio traje.

Su hermano con la misma timidez, continuó contando que trabaja con su padre en la vereda Arcadia. "Los que más nos gusta es trabajar con ellas y cuidarlas”.

A su turno, Elí Rodríguez, labriego del municipio de Algeciras, manifestó que fue aficionado durante algún tiempo, pero luego ya comenzó a trabajar de lleno y tiene una amplia experiencia. Dijo que era importante apoyar a las personas que están comenzando, al igual que a la asociación que están conformando para salir adelante.

Un adulto de alrededor de 70 años, es otro de los apicultores que está en la etapa de aprendizaje. José Erik Payoma dijo con esperanza que ya cuenta con cuatro colmenas en el municipio de Campoalegre.

De otro lado, Ramón Ruíz es un tolimense que llegó hace años al Huila y se enamoró de esta tierra. Comentó que lleva 20 años trabajando con abejas tecnificadas y desde hace 5 años que llegó al departamento opita ha venido trabajando de la mano con ‘don Pacho’.

“Con él tuvimos un proyecto, bastante ambicioso, de mil colmenas para el sector de Santana Ramos, Caquetá, al cual denominamos RR, por mis dos hijos y mi nombre. Estamos para servirle a todos los que quieran conocer de las abejas”, anunció tajantemente el apicultor.

Su hijo Ricardo Ruíz, continúo contando que en otros proyectos que también llevan a cabo, ha aprendido a hacer vino, cerveza y criar reinas. “La idea es mejorarlo cada día, e ir pasando mi conocimiento a las demás personas, porque el objetivo es multiplicar el conocimiento”.

Dos alemanes, personas de la Costa, Tolima y Bogotá han recibido su enseñanza.

El segundo hijo de Ramón Ruíz, Ramón Esteben Ruíz, por su parte agregó que se dedica a la apicultura desde muy niño, y desde que llegó al Huila ha aprendido a criar reinas, multiplicar colmenas y esperan junto con otra asociación que se está gestando en Algeciras, expandir la producción y conocimiento.

“Tomar estos productores que nunca han tenido una formación y desconocen el cómo se arma una caja, o capturar una colmena, sino que simplemente van rompen un árbol y le sacan la miel, darles una formación y que en un futuro sean grandes productores, tengan los beneficios económicos para ellos. Esa es la idea que estamos creando”.

Dentro del grupo que conforma la asociación también se encuentran algunas mujeres. Para Margarita, la curiosidad frente al tema la llevó a que aun habiendo estudiado derecho, decidiera hacer parte del proyecto. Expresó que le preocupa el ecosistema y el medio ambiente, que su deseo es aprender y afortunadamente coincidió con estas personas que están en disposición de compartir sus conocimientos.

De igual manera, el apasionamiento por las abejas se pudo evidenciar en cada uno de los otros relatos, “es un amor, un deseo de aprender, porque como dijo un gran científico, ‘si las abejas se acaban en menos de nada el ser humano también se acaba”, expresó Omar.

Entre los apicultores también está la creencia de que la picadura de abeja puede ayudar a controlar la artrosis y artritis, y “es absolutamente extraño que muera un apicultor por cáncer”.



Y la miel industrializada?

Uno de los grandes retos es lograr que las personas consuman  “más miel de calidad, que  industrilizada”.

“Si la gente ve en el supermercado una miel de $7 mil pesos, se lleva eso. Eso se da porque no tenemos conciencia de que lo bueno cuesta. Sino que nos vamos a lo más económico”, sostuvieron los apicultores.

Finalmente, cuando regresó la lluvia y obligó a alejarse prontamente de las abejas, los apicultores lamentaron que además de las abejas invasoras que son “ladronas y atacan las colmenas angelitas”, hay otros retos como los venenos que se emplean en los distintos cultivos, que afectan y atacan directamente contra la vida de estas especies. 


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