Años viejos y agüeros para despedir el 2019
Con el tradicional año viejo y los agüeros de fin de año, los huilenses despiden hoy el 2019 y dan la bienvenida al 2020.

El “año viejo” es un muñeco que hace parte de la cultura colombiana y que básicamente simboliza el año que termina.
Su elaboración consta de papel, cartón, ropa vieja y es rellenado con aserrín, hojas secas y usualmente con artefactos pirotécnicos; cuando el reloj marca las 12 se enciende y con él, se recibe el “año nuevo”.
Hacerlo es fácil, pero también hay la opción de conseguirlo elaborados y cuestan alrededor de 150.000 a 200.000 mil pesos.
Pese a la prohibición del uso de la pólvora, la tradición de los “años viejos” sigue viva. En algunas calles se pueden observar a estos muñecos reposando en las aceras de la capital huilense mientras llega la hora de despedir el año que termina.
También muchos de ellos los ubican en la mitad de la calle con el fin de pedir dinero a los transeúntes y así poder recolectar para quemarlos a media noche.
Este año, vemos en diferentes calles de la ciudad personajes nacionales e internacionales como Jesús Santrich, el presidente de Estados Unidos Donald Trump, el Chavo, el presidente Iván Duque, la excongresista Aida Merlano, el ex presidente Álvaro Uribe, el Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, que aunque pasan los años no deja que los usuales “años viejos” se desaparezcan de la tradición opita.
Historia
La práctica de quemar los años viejos es muy antigua. Al parecer llegó al continente suramericano desde Europa, junto con la venida de los conquistadores y empezó a adaptarse en algunos países de América Latina. Se dice que se les prende fuego como símbolo de quemar todas las penas y los fracasos del año que termina y renace una nueva esperanza.
Según algunas fuentes, establecen que fue desarrollada por católicos españoles que entre los años 700 y 1.400, durante la colonización de la Península Ibérica a manos de los árabes, elaboraban monigotes para festejar el día de San José el 19 de marzo en Valencia.
Agüeros de fin de año
A las doce en punto todo el mundo se abraza y se desea lo mejor para el año que viene, se comen las doce uvas y se brinda con una copa de vino o champaña.
Además, algunas personas corren a cambiarse la ropa interior que lleven en ese momento por otra de color amarillo, especialmente preparada para la ocasión, acción que se complementa con tomar una maleta grande o chica, llena o vacía, y salir a dar una vuelta por los alrededores del barrio, esto con el fin de que el nuevo año llegue cargado de viajes.
Las uvas
La tradición de comerse doce uvas durante la noche del año nuevo, es al parecer de origen español y poco a poco fue extendida a otros países hispanoamericanos como Costa Rica, Colombia y Perú.
Esta práctica consiste en comerse 12 uvas, una por cada campanada que anuncia la llegada del nuevo año y pidiendo un deseo por cada fruta comida para el año que viene.
Las espigas
En la mesa en la cual se sirve la comida del año nuevo, usualmente se colocan varias ramas de espigas para llamar la abundancia a la familia. Por esta época, las calles se inundan de esto pues es muy común servir la mesa con esta tradición colombiana.
Los baños
Recurrir a hierbas y esencias para recibir el nuevo año libre de mala suerte es un muy conocido agüero que sagradamente se practica a la media noche del 31 de diciembre, por eso muchas personas se duchan convencidas que su mala suerte se limpiará y que el nuevo año vendrá con todo lo que siempre han deseado.
Las flores amarillas
Entre estos rituales está el decorar la casa y el jardín con flores de color amarillo en la despedida de año, las más conocidas para esta tradición son: los girasoles, las rosas, las margaritas, las heliconias, los gladiolos, los lirios, las alstroemerias, las orquídeas.
Finalmente, tras la quema del muñeco, el brindis de media noche, haber comido las doce uvas, cambiarse la ropa interior, recorrer las calles con la maleta, desear a sus familiares y amigos un feliz año, cenar y bailar un par de cumbias, los colombianos están listos para despedir el Año Viejo y saludar al Año Nuevo bajo los arrullos de “Faltan cinco pa´las doce el año va a terminar, me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá”.