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Cultura/ Creado el: 2017-08-13 01:20 - Última actualización: 2017-08-13 01:22

Angel María Paredes, un maestro poco convencional

Docente, activista político y periodista huilense, Ángel María Paredes Pastrana (1849- 1923) se identificaba por su carácter irreverente y poco convencional, lo que sumado a su orientación política liberal en tiempos de hegemonía conservadora, lo convirtieron en un personaje polémico para su época y en un referente necesario por los pedagogos en la actualidad.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | agosto 13 de 2017

Por: Andrés Felipe Ortiz Ardila.
Coordinador de Cultura del municipio de Yaguará

Hijo de Carlos Paredes e Ignacia Pastrana Andrade, Ángel María Paredes nació en el municipio de Yaguará el 18 de marzo de 1849. Contrajo matrimonio en 1874 con Matilde tobar, fruto del cual nacieron Adelina, Luis Carlos y Josefina Paredes Tobar.

El haber sido formado en un ambiente con fuertes influencias liberales, marcadas por el   radicalismo y el ansia de un cambio, el cual  trajera consigo una transformación positiva en la  sociedad colombiana del siglo XIX, incidieron de tal manera en el educador, que desarrolló una predilección por el activismo político, social y educativo, marcado por la iconoclastia y la  rebeldía.

Según lo refiere el historiador huilense Jairo Ramírez Bahamón, en un texto inédito al que tuvimos acceso, Angel María Paredes obtuvo su grado de normalista superior en La Normal Nacional del Estado Soberano del Tolima, a la cual ingresó en 1872 como maestro pensionado de la municipalidad de Yaguará. “En un cuadro de maestros graduados en las normales del Estado del Tolima de 1880 a 1882, publicado en el periódico LA ESCUELA No. 55-56, de enero de 1883, figura el nombre de Angel María Paredes como maestro graduado con 8 años de servicio a la docencia, pero con la anotación de que no hay constancia del tipo ni fecha del grado”, puntualiza Ramírez Bahamón.

No es extraño que el docente fuera partícipe de cada una de las manifestaciones del Partido Liberal; en 1885 se enlistó en la guerra que declaró aquel partido contra el gobierno del presidente Rafael Núñez. Después de participar en los mencionados enfrentamientos bélicos, el profesor crea el Instituto Paredes en Yaguará, el cual dirige sin interrupción alguna hasta el año de 1895, cuando de nuevo participa en este tipo de confrontaciones. Posteriormente, regresa al municipio y continúa con sus  labores hasta el año de 1899, cuando es arrestado debido a su compromiso personal con las diversas acciones y luchas protagonizadas por el partido  político del cual era integrante.

Enviado como preso al Panóptico de Bogotá, es encarcelado en aquel establecimiento penitenciario, hasta que los constantes quebrantos de salud que le aquejaban, fueron un argumento sólido para permitir su traslado a la cárcel de Girardot en 1902; luego de su liberación, Don Angel María Paredes asume el cargo de primer Rector del Instituto Girardot, fundado en esa ciudad por una Junta Cívica el 13 de Octubre de 1903, como lo puntualiza el historiador Ramírez Bahamón.

En 1907, el maestro  –a pesar de sus antecedentes penales fruto de su activa participación en la política liberal y su vida militante–  decide  retornar a Yaguará y continuar con su labor educativa en el Instituto Paredes, que hasta aquel momento funcionaba en casas en alquiler; pero que más adelante adquiere una planta física propia,  auspiciada con los recursos del empresario de origen yaguareño Leonidas Lara, un aliado fundamental que generó prestigio a la institución, considerada en aquel entonces como una de las  mejores de la región, según lo refieren los historiadores Camilo Francisco Salas y Delimiro Moreno..

La orientación liberal de los fundadores de la institución, la trayectoria política que llevaban tras de sí y una sociedad mayoritariamente conservadora, que condenaba las expresiones políticas liberales, los hizo acreedores a la condena de la  Iglesia Católica- cuyos voceros  durante la homilía y desde los  púlpitos, consideraban el liberalismo como un  “pecado mortal”, una manifestación diabólica y antinatural, merecedora de la  excomunión  a quienes lo practicaran.

La recia posición de la iglesia católica frente al partido Liberal y la participación de Ángel  María Paredes en el periódico La Opinión de dicha orientación política, en el cual se criticaba a la iglesia por sus acciones, llevó al obispo de la Diócesis de Garzón de aquel entonces,  Esteban Rojas Tovar, a reprobar los proyectos del docente, que para ese momento  contaba con una buena reputación en el campo educativo.  Surgió en consecuencia una fuerte disputa entre el educador y el obispo Rojas, en virtud de la cual éste se niega a enviar sacerdotes a la institución para que dicten clases de religión; seguido de la prohibición a los padres de familia de matricular a sus hijos en el plantel educativo dirigido por Paredes,  bajo pena de excomunión.

En 1912, el pedagogo publica un artículo en el periódico El Tiempo, de Bogotá, en el cual  insinúa que el obispo de la Diócesis de Garzón era el presunto responsable de la pérdida de una custodia perteneciente al templo de Paicol. Por el hecho de difundir aquella información se acentúan las malas   relaciones entre el docente y la iglesia, que lo señalaban de calumniador a través del periódico Dios y César, el cual dedicó especial atención a desestimar la reputación de Angel María Paredes, como lo refiere el historiador Juan Carlos Acebedo en su libro El Apetito de la Injuria.

A pesar de las desavenencias,  los señalamientos y las acusaciones, el plantel educativo siguió funcionando, en él se formaron estudiantes provenientes de diferentes ciudades del  departamento del Huila y fue un referente  del esfuerzo por impartir conocimientos a través de un modelo educativo diferente, inclusivo y participativo.

Don Ángel María Paredes falleció en Yaguará el 12 de junio de 1923, sus restos hoy día reposan en el salón de osarios del templo de Santa Ana. En honor a su trayectoria en el campo educativo, llevan su nombre una escuela del barrio Altico de Neiva y otra en su tierra natal, Yaguará, además del parque del mismo municipio, en el cual se encuentra un busto alegórico. Con el ánimo de condecorar a los educadores destacados de la  región, la Secretaría Departamental de  Educación otorga una medalla de oro con la efigie del docente, quien hasta la actualidad es considerado un personaje destacado por su lucha y activismo en el aspecto político y educativo.


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