jueves, 11 de septiembre de 2025
Actualidad/ Creado el: 2014-04-22 08:50

Un tarot para Macondo

Además de las características propias de un tarot, el de Macondo cuenta con dibujos acompañados de textos originales de la novela, que se muestran como camino y resultado de la investigación gráfica que se nutrió de las referencias visuales sobre vestuario y etnografía de la Costa Caribe y sobre la época de la Independencia y la posterior etapa Republicana en general.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | abril 22 de 2014

Ochenta cartas publicadas por la reconocida empresa española de naipes Heraclio Fournier conforman el único tarot en el mundo diseñado con los personajes de Cien años de soledad.

La idea surgió de la mente creativa del diseñador gráfico colombo-español Andrés Marquínez Casas, egresado de la Universidad Nacional de Colombia, quien hace 17 años descubrió que los personajes de la obra cumbre de Gabriel García Márquez guardaban un extraño parecido con los arcanos del tarot tradicional.

“Un tarot para Macondo” es un proyecto gráfico, que ahonda en las raíces del tarot medieval europeo (en su imaginario simbólico: esotérico, alquímico y sagrado) y que, al mismo tiempo, se nutre de personajes e historias del universo caribeño y latinoamericano.

 /></p><p><strong>Características propias</strong></p><p>Además de las características propias de un tarot, el de Macondo cuenta con dibujos acompañados de textos originales de la novela, que se muestran como camino y resultado de la investigación gráfica que se nutrió de las referencias visuales sobre vestuario y etnografía de la Costa Atlántica colombiana y sobre la época de la Independencia y la posterior etapa Republicana en general.</p><p>“Siempre he considerado que fue un acierto haber dado con esta importante novela, porque me permitió escoger entre muchas escenas, situaciones y personajes, aquellas que tenían un sentido o significado análogo al de las cartas del tarot”, explica Marquínez, quien con este trabajo de grado obtuvo el reconocimiento de tesis meritoria en 1997.</p><p>Este proyecto le implicó leer cinco veces seguidas Cien años de soledad para descubrir qué personajes y situaciones guardaban un extraño parecido con los arcanos del tarot tradicional.</p><p><strong>Correspondencias encontradas</strong></p><p>Así, por ejemplo, este creativo residente actualmente en España, encontró que el arcano XV del tarot tradicional –un diablo al que están encadenadas dos almas en pena– encajaba perfectamente con la idea del judío errante descrita por el único premio nobel que ha tenido Colombia.</p><p>“El diablo en el tarot español simboliza el pecado del sexo y la maldad. En el caso de la novela, los pájaros morían de calor cuando el judío errante pasaba cerca de ellos. Por eso, en correspondencia con el arcano XV le di el nombre de El errante”, explica.</p><p>Otras correspondencias encontradas entre el tarot tradicional y el tarot de Macondo, y los personajes de la novela fueron: el arcano I, perteneciente a El mago –en el tarot tradicional–, en el tarot “macondiano” se refiere a Melquiades. El arcano III, La emperatriz, es Úrsula Iguarán, caracterizada como La matrona. El arcano XXII correspondiente a El mundo, en el tarot macondiano fue nombrado como La ascensión y el personaje de la novela fue Remedios la bella.</p><p><strong>Fuente caligráfica “Macondo”</strong></p><p>Uno de los aportes al proyecto de Marquínez en el ámbito gráfico fue el desarrollo de la fuente tipográfica llamada “Macondo”, realizada de forma generosa por John Vargas –otro diseñador egresado de U.N.–, la cual debía cubrir necesidades concretas como que fuera original, que tuviera calibres modulados y terminaciones redondas; con un ojo ovalado y ciertas inclinaciones redondas que dieran un espíritu más alegre y dinámico y que, además de acercarse a lo popular, conservara cierto aire viejo, tipo cartel de pueblo.</p><p>Además de encontrarse en formato baraja para tarotistas y coleccionistas, un Tarot para Macondo también ha itinerado por países como Cuba, Inglaterra y España en una exposición bajo el mismo nombre.</p><p>En el caso del color, el diseñador escogió el dorado como una tinta especial con la cual quería evocar la expresión de los tarots antiguos y los marcos de los espejos, que en opinión de Andrés es un símbolo de lo real y lo irreal, de la verdad y su “caricatura”, lo que le pareció un recurso óptimo y novedoso para crea la puesta en escena. Además, tenía una relación inmediata con lo místico, lo divino o lo religioso.</p><p>En cuanto al dibujo, Andrés Marquínez consideró indispensable recurrir a la expresión del grabado que daba al tarot propuesto por él cierto aire rústico y clásico. “También utilicé algunos elementos asimétricos retomados de pintores tan importantes como Picasso o de algunos caricaturistas”, añade.</p><p>Además de encontrarse en formato baraja para tarotistas y coleccionistas, un Tarot para Macondo también ha itinerado por países como Estados Unidos, Inglaterra y España en una exposición bajo el mismo nombre.</p><p><strong>

El diseñador gráfico Andrés Marquínez Casas, sostiene que su proyecto no era la ilustración de la obra magistral de Gabriel García Márquez, sino que era la reinvención de un Tarot que estaba inspirado en el mundo del realismo mágico con lo que se permitió ciertas licencias e influencias artísticas.

¿Se sigue vendiendo el tarot?

Del Tarot se sacaron 6000 ejemplares, se consiguen algunas copias por internet o en algunas tiendas especializadas, pero estoy buscando tanto en Colombia como en España un editor y distribuidor que me garantice una cierta calidad. Aunque también me estoy planteando autoeditarlo mediante una campaña de crowdfunding al tiempo que se edita un libro con textos explicativos.

¿Cuál fue el principal reto a nivel de diseño o investigación que te implicó el proyecto?

Imaginarse los personajes de Cien años de soledad y darles forma fue un gran reto, puesto que después de todas las lecturas y relecturas y tras la realización de una base de datos con características físicas y psicológicas de los personajes en escenas concretas, mi sensación es que Gabo pintó un mundo entero con pocas pinceladas si cabe decirlo así. De algunos personajes hay apena esbozos físicos y aunque la imaginación para el lector suela rellenar ciertos vacíos, en un dibujo toca exponer todos los detalles a la luz y resulta muy arriesgado competir con las imágenes mentales de unos personajes tan universales e imaginados por tanta gente. Probablemente por ello en cine es tan difícil hacer una película que se ajuste al gusto e imaginación de millones de seguidores de la obra Garciamarquiana. Creo que un acierto en mi Tarot es que el lenguaje gráfico está a mitad de la caricatura, el grabado en madera y los iconos del Tarot original, creando un cierto lenguaje onírico atemporal que puede ser compatible con el del relato macondiano. Por otra parte mi proyecto no era la ilustración de Cien años de soledad, sino que era la reinvención de un Tarot que estaba inspirado en el mundo del realismo mágico con lo que me permití ciertas licencias e influencias artísticas.

¿Cuál es la relación entre la magia y la creación artística? ¿De qué manera la obra de Gabo o Cien años de soledad en concreto deambula entre estos dos ámbitos?

Digamos que mientras un "vidente" lee signos, los diseñadores y artistas visuales se nutren y crean nuevos signos y símbolos gráficos, los escritores símbolos literarios. Ambos pueden ser gimnastas imaginativos. Decía Oswald Wirth un famoso tarotólogo que "Adivinar, es imaginar con justeza"... Algo de eso tiene que tener el arte y por supuesto el diseño: un mundo propio, unas leyes intrínsecas, una cierta verosimilitud y una justeza con el mundo que se refleja...

 

DIANA MANRIQUE

Especial para Diario del Huila