Solo 170 presos saldrían de la Cárcel de Neiva
Los 120.387 internos recluidos en las cárceles de Colombia, no solo tienen que pagar la privación de la libertad sino el maltrato en los inhumanos pabellones.
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El suplicio de la cárcel
Dirán ustedes, quizá basado en un sistema penal inquisitivo, que ese es el precio que deben pagar los delincuentes por sus conductas reprochables. Pues no. La libertad, el segundo bien más preciado después de la vida, es el que tienen que sacrificar. No hay razón para inmolar su dignidad, como si se tratara de una ofrenda a un verdugo.
La verdad no hay razón para que los internos de Colombia pasen dificultades de hacinamientos o de comidas que francamente quieren vomitar, si se supone que por cada interno el Estado reconoce $1’200.000, es decir, lo mismo que se gana un policía o un licenciado recién salido de la universidad.
Pero la realidad nos muestra que el trato es inhumano, comenzando por el hacinamiento. La Defensoría del Pueblo lo dejó claro. Hay un sobrecupo en todos los penales del país de un 58,27%, es decir, debería haber 76.066 cupos y no 120.000.
Si observamos la cárcel del Distrito Judicial de Neiva ubicada en el municipio de Rivera, este penal tiene una capacidad para 900 internos, sin embargo, en la actualidad hay 1850 recluidos en estas instalaciones.
Esta problemática no es la única que afrontan los detenidos en estas instalaciones del Huila. Hace 15 días un incendio destruyó todo un patio. El Inpec calló maliciosamente, como si se tratara de una debilidad de los dueños de la seguridad de este centro de reclusión. El agua sigue siendo escasa y el maltrato es permanente, según las denuncias.
Esta es una realidad que se repite en todos los penales del país. Para la muestra, lo que pasó en la Modelo de Barranquilla en donde un incendio terminó con la vida de 11 personas y dejó más de 40 heridos.
¿Cómo disminuir esta problemática? La entrada en vigencia de Nuevo Código Penitenciario y Carcelario prevé que se dejen en libertad condicional muchos condenados que tengan sanciones por delitos leves. De esta manera, se cree que unos 170 internos en la cárcel de Rivera saldrían en libertad.
¿Esta es realmente la solución? Para muchas personas expertas en el asunto, es viable esta medida siempre y cuando las personas tengan otro tipo de sanciones en su libertad hasta cuando cumplan su pena. En este sentido, la sanción podía ser pecuniaria, o por qué no pensarse en reportar a las centrales de crédito a todos los condenados que eventualmente queden en libertad. O por qué no que esas personas no puedan recibir temporalmente un subsidio del Gobierno hasta tanto no le cesen las acciones penales.
Estas son apenas algunas de las muchas formas de castigar a delincuentes que incurran en delitos menores si llegaran a quedar en libertad, claro está, con el fin de que no pisen la cárcel y descongestionen los centros de reclusión.