No hay suegra perfecta dice el papa Francisco
Recomendó a todos los enamorados que se den las gracias el uno al otro.

Durante el encuentro que sostuvo con más de 20.000 jóvenes quienes asistieron al encuentro que se celebró en el Vaticano con motivo del día de San Valentín, el papa Francisco afirmó que "vivir juntos es un arte, un camino paciente, bonito y fascinante" que se sustenta en tres palabras, que en otras ocasiones ya ha mencionado ante las familias cristianas: "permiso, gracias y perdón".
El papa reconoció que no existe la familia perfecta, como tampoco existe el marido perfecto ni la mujer perfecta. "Ni hablemos de la suegra perfecta", añadió ante la carcajada general.
Francisco continuó en tono jovial con una mención a las parejas de abuelitos que llegan a las audiencias, a las que, según comentó, en ocasiones pregunta cómo llevan la vida como casados.
"¿Aquí quién soporta a quién?, les digo. ′′El uno al otro′′, me responden. ¡Eso es lo bonito!", dijo cada vez más animado.
El sumo pontífice afirmó que "generalmente personas están preparando para acusar al otro y justificarse a sí mismo y que en ese instinto está en el origen de muchos desastres".
Además, el pontífice argentino pidió que el matrimonio de los futuros novios sea "sobrio y resalte aquello que es verdaderamente importante", por mucho que para la mayoría el "vino" sea "lo más importante" de una fiesta, "como sucedió en las bodas de Caná".
"Algunos están más preocupados del exterior, de las fotografías, de los trajes y vestidos y de las flores. Son cosas importantes en una fiesta, pero solo si son capaces de indicar el verdadero motivo de vuestra alegría: la bendición del Señor sobre vuestro amor", concluyó.
Recomendó a todos los enamorados que se dé las gracias el uno al otro. "Es necesario saber decir gracias para continuar adelante juntos", sostuvo.
Y finalizó sus recomendaciones para el amor con su remedio para conservar el amor y el matrimonio: "Pelear entre marido y mujer es habitual, pero por favor, recordad esto: nunca terminéis el día sin hacer la paz".
Con esta particular ceremonia, la Iglesia retoma la palabra en una festividad que, a pesar de su origen religioso, está más ligada en el imaginario colectivo a lo pagano y comercial.