jueves, 11 de septiembre de 2025
Actualidad/ Creado el: 2014-04-20 07:51

El reportero más exitoso de Colombia

“El segundo periodo carece de complicaciones, pero el primero y el último son complejos y abarcan diferentes géneros y diferentes periódicos y revistas, además de otras actividades directa o indirectamente relacionadas con el periodismo”, sostiene el biógrafo inglés de Gabo.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | abril 20 de 2014

Afirma Gerald Martin, el “gabólogo” inglés autor del libro “Gabriel García Márquez, una vida” que el escritor colombiano pudo haber incursionado en el periodismo de manera casual. Sin embargo aclara que desde muy joven redactó una “especie de periodismo” en el Colegio San José de Barranquilla, e incluso, de niño, animado por su abuelo, aprendió a convertir las experiencias de las películas que veían juntos en narraciones escritas o gráficas.

“Pasara lo que pasara, tarde o temprano, García Márquez se habría dedicado al periodismo”, concluyó en un ensayo creado especialmente para la última publicación de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

El biógrafo inglés del nobel de Literatura colombiano destaca en su escrito que el periodismo de Gabo era de una “variedad también extraordinaria. En su primer periodo, como muchos otros escritores, se dedicó a producir ‘crónicas’, ese género esencialmente decimonónico compuesto de varios elementos en suspensión inestable, de una curiosa mezcla: artículo, reportaje, comentario, entrevista convertida en narración, ensayo imaginativo o abiertamente literario, semblanza de escritores, reseña de libros, crítica de arte y teatro, descripción de tertulias, narración autobiográfica, cuento disfrazado, pincelada de viajes y paisajes, etc. Todo un popurrí”.

 

Primicias sensacionales

Añade que el creador de Macondo se distinguió en otros tipos de periodismo y que era muy poco lo que no había ensayado o experimentado en esta materia. “En 1954 llegó a ser probablemente el reportero más exitoso de Colombia, autor de una serie de primicias sensacionales y exposés dramáticos que, sin embargo, demostraron que el periodismo también es ‘literatura’ y que las virtudes del gran escritor de relatos (selección, análisis, estructuración y narración del tema) son también las del gran periodista.

En el libro Gabo Periodista, Martin identificó tres etapas periodísticas en la vida de Gabriel García Márquez: la de su juventud y formación literaria y profesional, que va de 1948 a 1963; la época en que se dedicó exclusivamente al periodismo político, de 1974-1980; y la fase de su celebridad y total autonomía creativa, desde 1980 hasta su muerte el pasado Jueves Santo en México.

“El segundo periodo carece de complicaciones, pero el primero y el último son complejos y abarcan diferentes géneros y diferentes periódicos y revistas, además de otras actividades directa o indirectamente relacionadas con el periodismo, como su participación en el Tribunal Russell, la fundación Habeas y la Comisión MacBride organizada por la Unesco”, comenta el experto.

En 1955, durante su primera etapa, el entonces reportero de El Espectador escribió su reportaje más famoso, basado en una extensa entrevista que se alargó por 14 sesiones de cuatro horas cada una con el único sobreviviente de los ocho tripulantes que cayeron por la borda del destructor Caldas, después de un accidente.

“La historia enfrentó a El Espectador directamente con el gobierno militar, y, sin duda, acrecentó la imagen de García Márquez como persona non grata, un agitador considerado enemigo del régimen”, escribió Gerald Martin. Ese conjunto de narraciones fue publicado más adelante como Relato de un náufrago.

 

Juventud y periodo formativo: 1948-1963

Coincide en general, aunque no del todo, con la identificación hecha por Jacques Gilard de tres subperíodos en su recopilación clásica del primer periodismo garcíamarquiano, que recoge en tres libros (Textos costeños, 1948-1952; Entre cachacos, 1954-1955; De Europa y América, 1955-1960) los textos periodísticos publicados en los siguientes medios:

- El Universal, Cartagena, mayo 1948 – diciembre 1949.

- El Heraldo, Barranquilla, enero 1950 – diciembre 1952. (Época en la que también dirigió Comprimido, su propia invención, “el periódico más pequeños del mundo”, y fue jefe de redacción de Crónica, revista sobre deportes y literatura).

- El Nacional, Barranquilla, octubre – diciembre de 1953 (con su amigo Álvaro Cepeda Samudio).

- El Espectador, en Bogotá, enero 1954 – julio 1955 (también escribió unos cuantos artículos para Lámpara, la revista de Álvaro Mutis), y en Europa, julio 1955 – abril 1956 (también en El Independiente, que reemplazó a El Espectados después de su clausura por la dictadura de Rojas Pinilla)

- Varias revistas en Caracas (Élite, Momento, Venezuela Gráfica) y en Bogotá (Cromos, El Espectador, El Tiempo, Acción Liberal), septiembre 1956 – mayo 1960.

- Prensa Latina, Bogotá y La Habana, mayo 1959 – junio 1961

- Sucesos para todos y La Familia, México DF, octubre 1961 – abril 1963

 

Periodismo militante: 1974 – 1980

- Alternativa, Bogotá, febrero 1974 – marzo 1980.

 

Celebridad mundial y libertad creativa: 1980-2002

- El Espectador, Bogotá (artículos sindicados a El País, Madrid, y otros periódicos latinoamericanos, entre ellos, algunos cubanos), 1980-1984.

- Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, 1994 al presente (García Márquez daba “talleres” prácticos sobre periodismo como los que dirigió en cine –especialmente sobre “cómo contar un cuento”- en La Habana).

- Cambio (Bogotá, 1999 – 2002), en la cual García Márquez, finalmente, ejerció control total sobre su práctica del periodismo.

 

Narrativa documental

Es necesario tener en cuenta que Gabriel García Márquez publicó varios libros de “narrativa documental”, derivados de su periodismo, entre otros algunas de sus obras más exitosas: por ejemplo, Relato de un náufrago (1955); La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile (1986); y Noticia de un secuestro (1996).

Por otra parte, su novela, Crónica de una muerte anunciada, paradigma dl best-seller, se narra como si fuera el producto de un periodista supuestamente mediocre; y su última novela, Memoria de mis putas tristes, tiene como narrador a un periodista de noventa años, también mediocre, que ha pasado toda la vida en Barranquilla.