Drogas y basura en una noche de eclipse
Fueron muchas las personas que disfrutaron en el Desierto de La Tatacoa el eclipse de luna roja.

Más de 2000 personas en la madrugada de ayer disfrutaron del eclipse de luna roja en el popular y concurrido desierto de La Tatacoa, ubicado en el municipio de Villavieja, a una hora de Neiva.
Este fenómeno natural que no ocurría desde hacía una década, puso de moda nuevamente el único desierto del Huila. Allí concurrieron profesores, estudiantes de colegios, universitarios, vendedores ambulantes de comida rápidas y una gran cantidad de beodos, que no supieron a qué horas la luna cambió de color.
Sin embargo, el fenómeno encantó a un 10% los asistentes, según explicó el director científico del observatorio astronómico del desierto Javier Rúa Restrepo, quien no dudó en calificar de ‘desadaptados’ a todos los que fueron hasta allá a dejar basura, armar fogatas y emborracharse.
“Para mí lo más terrible fue la música y la basura que la gente dejó. Muy grave, para mí hubo mucho relajo, y no dejaron que se concentrara la gente que sí estaba dispuesta aprender y conocer del evento. La gente de Neiva no dejó, yo pienso que deberían poner un letreo donde se diga: ‘prohibido la entrada a la gente de Neiva’, acá siempre hay choque cultural con los que dejan la basura, con los borrachos, con el que el que alega a la señora con el pago de una comida, el que alega por la entrada a una charla, en fin”, afirmó Rúa Restrepo.
Si esto le molestó a Rúa, al deportista Mauricio Cabrera de los Ríos le indignó el hecho de que habían más de 60 fogatas, 800 vehículos (algunos con equipos de sonidos a alto volumen, entre ellos dos chivas rumberas), música electrónica, y eso sí, licor por todos lados.
“La gente piensa que porque es un desierto es un basurero, o no le encuentran la razón de ser al ecosistema. Creen que eso es muerto, al contrario, la biodiversidad que tiene una zona semidesértica también es rica, de día en los murales de madera se ve las recomendaciones y riquezas del desierto”, recalcó De los Ríos, quien afirmó que los principales dolientes deben ser los pobladores, “pues de lo contrario eso terminará en manos de privados. Es que el desierto no tiene dolientes”.
Lo cierto fue que de alguna u otra forma, quienes asistieron amparados en el fenómeno lunar, disfrutaron. Según relataron algunos visitantes, hasta marihuana se consumió abiertamente a la luz de la luna.
Claro, todo esto sucedió, junto a peleas de borrachos, gracias a que solo dos policías patrullaron el lugar sin que pudieran hacer algo. “Es sentido común y sencillo, es un desierto y lo natural es disfrutar del silencio de la noche”, recalcó Mauricio Cabrera.
Entre tanto, los defensores del patrimonio y guías turísticos recomendaban a los visitantes no hacer fogatas ni dejar basuras, sin embargo, ninguna explicación hizo mella y hoy, a plena luz del día, habían botellas y bolsas a los alrededores del observatorio en pleno desierto.
“Siempre que hemos tenido conflictos con alguno es de Neiva. Hermano, la cultura es tan baja, que la gente que venía de afuera tenía que decir: ‘déjeme escuchar la conferencia’, que pesar”, recalcó Javier Rúa.
Las cosas buenas del eclipse
El director científico del observatorio no se detuvo solo a señalar esto sino a resaltar el fenómeno natural, “el evento natural fue un espectáculo. Nosotros haciendo el reporte tuvimos contacto con observatorios de Medellín, Bogotá y Cali y hubo lluvia constante, mientras que aquí se nos despejó. Yo hice una charla donde uno explica que las personas conozcan las constelaciones, el nombre de las estrellas, observar a través del telescopio a Saturno a Júpiter. Ya después Cristian Góez, director de la red de astronomía en Colombia dictó una conferencia sobre el eclipse”, recalcó Javier Rúa.

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