viernes, 12 de septiembre de 2025
Actualidad/ Creado el: 2014-08-08 04:51

DIARIO DEL HUILA: una gran escuela periodística

Trabajar en un medio periodístico nos forma, nos enseña, nos permite poner en la balanza la teoría de la Universidad con la verdadera práctica.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | agosto 08 de 2014

Aquella donde se busca la noticia, se lucha contra el tiempo y se demuestra que a través del periodismo, construimos país. Gracias DIARIO DEL HUILA y feliz cumpleaños.

DINHORA DEL PILAR MONTAÑEZ R.

Especial para Diario del Huila

Una de las cosas que me encantan en la vida es escribir, por ello siempre que el DIARIO DEL HUILA me hace la invitación lo hago con gran regocijo, porque sé que voy a ejercer lo que me encanta, a  aprender más y de paso “afinar la pluma” como dicen por ahí. Pero esta vez será doble mi regocijo ya que hablaré de mi paso por esta importante Casa Editorial, la cual hoy cumple 48 años.

Mis inicios en el DIARIO DEL HUILA datan en el 2005 cuando por cosas del destino llevé mi hoja de vida y realicé mi entrevista en aquél entonces con el director Ernesto Macías. Efectivamente, finalizando el mes de febrero arranqué a trabajar allí bajo la nueva jefatura de redacción de Germán Hernández. Con una gran ilusión a bordo por aprender y conocer, pero también con el temor de tal vez no lograr hacerlo bien.

Encontré un grupo periodístico grandioso el cual conocí, y de allí hoy quedan grandes amigos: Ivonne Estrella Medina, Jairo Castaño Eslava, Leydy Yanine Álvarez, Tatiana Ortiz, Edilma Prada, Rafael Rodríguez, Rolando Monje, Cecilia González, Nelson Rojas, Kathy Vieda, Alejandro Saavedra, Mónica Medina, Carlos Losada y Sandra Grijalba. Fueron días de “corre, corre”, estrés, locura, rabias, decepciones, alegrías y de mucha satisfacción. Conocí muchísima gente: políticos, de la farándula, del “jet set criollo” como le decíamos con los colegas, personajes de talla nacional, deportistas, grandes líderes comunitarios y gente del común y corriente, como usted o como yo, pero todos con un historia que contar.

Fue una época maravillosa, inicialmente escribía una página que se llamaba Actualidad o Panorama, la cual trataba un tema clave del Huila. Pero ya después roté por otras páginas lo que me permitió conocer más cada uno de los temas sociales, económicos, regionales o políticos del Huila y de Colombia.

De aquella época hay muchos recuerdos: el 2005 fue el año en que murió el Papa Juan Pablo II y DIARIO DEL HUILA realizó un cubrimiento de la noticia bastante especial y muy completo. A nivel nacional fue además el año de las famosas desmovilizaciones de “los paras” y el intercambio humanitario de cientos de secuestrados por las Farc. La imagen de Álvaro Uribe Vélez se disparaba en popularidad y este realizaba sus visitas y consejos comunales por toda Colombia con el discurso de la Seguridad Democrática que convenció a muchos. Una de sus tantas veces visitó al Huila, por el tema de orden público y llegó al Diario, allí tuve la oportunidad de conocerle y junto con el grupo periodístico lo entrevistamos y compartimos las viandas tradicionales de la región.

El gobernador del Huila en ese tiempo era Rodrigo Villalba y la alcaldesa de Neiva era Cielo González Villa, mandatarios que sintieron la crueldad de la violencia y las arremetidas de las Farc en muchos municipios del departamento. Neiva comenzaba a transformarse por completo como ciudad, se debatía el tema del orden público, las amenazas a la alcaldesa y tomaba fuerza el fenómeno de los vendedores ambulantes, junto con el sonado “reservorio”.

Fue una época muy noticiosa donde el periódico conservaba su formato universal y muchos nos decían –“¿Ustedes cómo hacen para escribir tanto y llenar esas páginas enormes?”- Pero realmente todos los días había noticias por escribir.

En aquella época trabajábamos con equipos de la Aple Mac y un solo equipo con acceso a internet, lo que nos obligaba a turnarnos para conectarnos a la red. Pero además de hacer reportería, escribir y redactar nuestras notas, teníamos que diagramar nuestras páginas en el famoso Page Maker el cual nos alargaba la extenuante jornada que iba de lunes a sábado, incluso festivos; (se descansa solo un día a la semana); con una fija hora de entrada pero nunca de salida.

Nuestra jornada iniciaba a las 8:30 a. m. con el consejo de redacción, donde analizábamos el periódico que había salido y las noticias publicadas; allí discutíamos muchas cosas, hasta la hora en que entregábamos nuestras páginas. Igualmente cada periodista proponía un tema en el que trabajaría.

La mañana teníamos que hacerla rendir, así que entre charlas y uno que otro café salíamos y comenzaba nuestra jornada en búsqueda de la noticia, ubicado los personajes, llamando fuentes y concertando las citas para ir a visitarlos y entrevistarlos. A veces todo sucedía muy bien y lográbamos obtener la información temprana y oportunamente; en otras jornadas no sucedía lo mismo. Encontrábamos personajes o funcionarios que solo atendían por la tarde o que nos negaban la entrevista porque les generaría tal vez problemas o porque no confiaban en nosotros o simplemente, porque no querían referirse al tema. Esto nos hacía recurrir al plan b, el cual nos los ideábamos rápidamente concertado con la jefatura de redacción. La mayor parte del tiempo nuestras notas van de la mano del reportero gráfico, pues junto a él salimos a buscar la noticia, a veces a pie o en moto nos desplazamos por la ciudad para encontrar y fotografiar los protagonistas del historia.

En la tarde, el tiempo apremia y nuestra labor es contra reloj, creo que es allí donde logramos aprender a trabajar bajo presión y salimos muy bien ejercitados.

Sobre las 5:00 p. m. todo cambia, incluso nuestros rostros están centrados en la escritura y redacción de la noticia, pues sobre las 7:00 u 8:00 de la noche debíamos entregar la página ya lista para su impresión en la ‘rotativa’, la gran máquina que por tantos años ha hecho parte del Diario, y que sin duda ha impreso miles de noticias e historias.

Y en medio de este bello trabajo quedan muchas anécdotas en nuestra vida, como la grabadora que nunca grabó una entrevista o la cámara que nunca tomó las fotos para la cual posaron importantes personajes, o la página completa que se borró a mala hora, en fin cientos de cosas que nos ponían los pelos de punta y nos obligaba a resolver oportunamente los inconvenientes.

Por cosas de la vida y en búsqueda de una estabilidad económica mucho mejor, tomé otros rumbos en la vida, pero siempre pensando y llevando en mi corazón la labor y el espíritu del periodismo. Sin embargo mi paso por el Diario no terminó allí. He regresado en varias oportunidades, estuve ejecutando proyectos especiales como editora de algunas revistas y además fui correctora de estilo y ortografía por muchos años más, cuando el periódico estuvo bajo la dirección de Javier Cabrera y en la redacción de Nelson Rojas.

Creo que en cada época que he regresado conozco más, incluso cuando leía y corregía los escritos de otros colegas. Pero lo más importante es que llegan nuevos amigos como: Marco Ramírez, José Edgar Álvarez, Alejandra Montoya, Karol Ramírez, Jarvey Lozano, Camilo Cuéllar, Carlos Andrés Pérez, María Rivera, Astrid Puentes, Míller Cortés, Juan Manuel Muñoz y Fausto Manrique. Estoy segura que hacer periodismo en una Casa Editorial como el Diario es fortalecernos en la profesión porque se hace escuela. Muchos como yo llegamos apenas con las bases que nos enseñan en la Universidad y allí, en la práctica todo cambia, y se transforma para el crecimiento.

Este es un oficio en el que se aprende todos los días y muchas veces se lucha contra las convicciones personales, pero hay que hacerlo para ejercer la profesión con altura, con ética y con amor.

Muchos de los colegas que hoy menciono ya no hacen parte de la Casa Editorial, algunos están trabajando con la competencia y otros emigraron a nuevas instituciones, no porque sean desagradecidos, con el Diario, sino porque eso es lo que sucede en una escuela, pasamos por ella, nos fortalecemos y seguimos otros rumbos para seguir creciendo a nivel personal y profesional.

Hoy solo resta decir a cada uno de las personas que ha formado el equipo periodístico del Diario: gracias amigos y colegas, por tanto compartir. Y gracias al Diario por tanto aprendizaje en lo personal y profesional, a Germán, a Nelson, a los directores y dueños del periódico.

Es cierto hacer periodismo no es fácil, tampoco imposible, pero hay que ejercerlo con humildad y buena actitud. Eso sí, el compromiso es grande, pero quienes amamos al periodismo, sabemos que hay que seguir informando, haciendo noticia, construyendo región y país. Feliz 48 años DIARIO DEL HUILA y espero celebrarte muchísimos más.