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Actualidad/ Creado el: 2014-01-29 08:17

'Nadie conoce mi dolor'

Ana María Rincón habló de su aspiración política y su inmenso dolor de madre.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | enero 29 de 2014

Ana María Rincón Herrera, madre del fallecido dirigente Sergio Younes Rincón, aseguró que asumir una campaña política es la mejor manera de honrar la memoria de su hijo.

Duros comentarios ha generado la decisión que tomó Ana María Rincón Herrera, en pleno duelo, de continuar con el proyecto político de su hijo, Sergio Younes Rincón.

Con el dolor de madre, pero con la entereza que siempre la ha caracterizado, Ana María habló con DIARIO DEL HUILA sobre su participación como protagonista en las próximas elecciones a la Cámara de Representantes y el luto por el reciente fallecimiento de su único hijo.

Se desató una polémica por empezar a hacer política en un momento tan triste de su vida. ¿Qué piensa de esos comentarios?

Si supieran el esfuerzo que estoy haciendo para seguir adelante seguramente no hablarían. Nadie conoce mi dolor, nadie sabe de la pena del otro, no la que se muestra sino la que se siente en el alma, en el corazón. La procesión va por dentro y es muy fácil juzgar. Hoy (ayer) me desperté y caí en la cuenta que Sergio ya no estaba y me sentí tan vacía. Me puse a llorar y le pedí a Dios y a mi hijo que me dieran la fortaleza.

¿Está siendo oportunista con la imagen de su hijo?

Nunca. No entiendo cómo la gente puede pensar eso de una madre que acaba de perder a su hijo.

Me metí en esto para sentirme cerca de él y poder desarrollar a cabalidad el proyecto que Sergio creó con tanta ilusión. Quiero cumplir el sueño que él no alcanzó a cumplir. Ya faltaba poco, estaba en la recta final y no era justo que su deseo quedara truncado. Decidí tomar las banderas de mi hijo para honrar su memoria.

¿Cómo se toma esa decisión en un momento tan triste?

Hubo un consenso del partido y mucha gente me dijo que tomara las banderas del proyecto político de mi hijo porque yo era la persona más idónea para llevarla a cabo, porque yo fui quien le inculcó esos valores. Acepté porque es el mejor homenaje que le puedo hacer. 

¿Qué tanto sabe de política?

En la primera campaña de Sergio no lo acompañé. En su proyecto de la Asamblea del Huila sí lo acompañé y ahora para la Cámara de Representantes estuve muy cerca al proceso, entonces he aprendido a entenderla y a quererla.

¿Qué legado político le dejó su hijo?

Él quería un cambio para el departamento, mejoría en la calidad de la educación y en el sector de la salud. Todo lo que él venía desarrollando lo voy a continuar para que Sergio se sienta orgulloso.

La idea es que su legado no se pierda y que Sergio Younes permanezca en el corazón de los huilenses. 

¿De dónde saca fortaleza para seguir adelante?

Dios se lo llevó y aunque no entiendo porqué, acepto sus designios. Desde que Sergio murió le he pedido a Dios y a él mismo la fortaleza suficiente para no decaer; además, sé que mucha gente está orando por mí.

¿Asumir la campaña política es una forma de evadir el dolor?

Creo que sí, también hace parte de cómo vivo mi duelo.

¿Qué lectura hace del masivo acompañamiento en el sepelio de su hijo?

Ratifiqué que el pueblo huilense amaba muchísimo a mi hijo. En medio de toda la tristeza para mí fue satisfactorio saber que Sergio gozaba de tanto aprecio.

¿A qué cree que se deba ese afecto?

El amor que la gente le profesó a mi hijo se debió a que los valores que le inculcamos en la familia, sobre todo de servicio a la comunidad los estaba cumpliendo a cabalidad. Él siempre decía que quién no vive para servir, no sirve para vivir, y así pasó toda su vida, procurando que los demás estuvieran bien.

¿Cuál es el mejor recuerdo que tendrá de Sergio?

Muchos recuerdos. Mi hijo me dio muchas satisfacciones, fue muy exitoso y se preparó para ser un líder, tenía un norte definido y me dejó muchas enseñanzas. No sé porqué Dios se lo llevó tan pronto. Seguramente Él lo tiene para grandes cosas y desde arriba nos está viendo y protegiendo.

¿Y como hijo, qué extrañará?

Todo. Sergio era mi todo, mi único hijo. Su amor, sus palabras, sus gestos, sus abrazos. Éramos él y yo, solos, de manera que ese vacío nunca se llenará.

¿Qué hará con sus pertenencias?

Aún no lo he pensado. No sé si conservaré todo, así como está.