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Actualidad/ Creado el: 2014-08-29 10:56

'Nacimos en peloto y morimos en peloto'

El zar del cuero en Colombia, Mario Hernández, es un apasionado de su trabajo. Pese a tener un merecido éxito en los negocios, dijo que sigue siendo un hombre sencillo. En entrevista exclusiva para DIARIO DEL HUILA narró sus anécdotas durante sus visitas a Neiva, hace aproximadamente 50 años, cuando era un agente viajero.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | agosto 29 de 2014

Mario Hernández, el reconocido marroquinero, habló con DIARIO DEL HUILA sobre el éxito de su marca, su paso por Neiva cuando fue agente viajero y las oportunidades que según él le ha traído a su fábrica los tratados de libre comercio. Dijo que por ahora no piensa en abrir más tiendas en la capital opita pese al crecimiento avanzado que presenta la ciudad y la llegada de otros importantes centros comerciales.
El hombre de negocios confesó que el éxito alcanzado no ha logrado robarle la sencillez y el sentimiento de justicia que siempre lo ha acompañado desde que salió desplazado por la violencia de su natal Capitanejo, en Santander.

¿Cuál es la clave para posicionar de manera tan solida su marca?
La constancia y estar reinventándonos todos los días. Hoy en día ya estamos globalizados y con la apertura y los tratados de libre comercio están llegando a Colombia varios productos y si los empresarios colombianos no aprendemos el negocio y no nos ponemos las pilas terminamos mal. Y esto no solo aplica para el sector comercial, también es el caso de los periodistas, abogados o médicos, hay que investigar e ir aprendiendo todos los días para mantenernos vigentes.
También es indispensable pensar a largo plazo, no pensar en hacer dinero de un día para otro porque eso es imposible.

Acaba de mencionar los TLCs ¿está en desacuerdo con estos tratados?
No creo, es más, soy un amigo de la apertura desde 1988 cuando el presidente Virgilio Barco Vargas empezó a hablar de esto. No podemos seguir protegiendo los ineficientes y con los tratados de libre comercio los grandes beneficiados son el país y los consumidores porque ya se consiguen productos a muy bajo costo, cosa que antes era difícil. Además, la competencia es buena porque nos obliga a estar en alerta e innovando a cada momento.

¿Pero se ha visto afectado por el auge de la competencia?
Para nada porque hoy en día están entrando materiales a bajo costo y esto me permite sacar productos más baratos que los que traen ya fabricados del extranjero. Por ejemplo, un bolso fabricado con materiales europeos de alta calidad, excelente mano de obra y llamativos diseños, vale la cuarta parte de lo que puede valer uno de una marca extranjera.

Su marca lleva varios años en Neiva ¿Fue una buena decisión abrir su tienda en la ciudad?
Sí, claro. Las ciudades intermedias como Neiva están creciendo de manera avanzada y en esa misma medida están cambiando los gustos y necesidades de la gente. Eso nos vuelve atractivos en el mercado.
Hablando desde el campo empresarial, afortunadamente Neiva ya no es la misma ciudad que conocí hace muchísimos años cuando venía como agente viajero.

¿Qué recuerda de esas visitas a Neiva?
Tenía unos 22 años y venía a vender fantasía en los almacenes del centro. Fue una época deliciosa que la repetiría con agrado. Cuando tenía dinero me hospedaba en el Hotel Plaza, y cuando no había mucha, me quedaba en el hotel de don Lucho, un señor que tenía un hospedaje también para viajeros que era muy amable pero en donde hacía un calor espantoso que a eso de las cuatro de la mañana me tocaba salir a dormir al patio.

¿Tuvo algún romance durante sus viajes a la ciudad en esa época?
Me acuerdo que en Neiva había unas niñas lindísimas, apenas para mi edad en esa época, con quienes bailábamos y paseábamos mucho. A ellas les llamaba la atención relacionarse con los agentes viajeros que veníamos de varias ciudades del país, y para nosotros era una dicha.

En Neiva habrá otros centros comerciales de gran importancia. ¿Ha pensado en abrir más tiendas?
Creo que la marca nuestra es como un Mercedes-Benz o un whisky Sello Azul y no nos permite tener muchas tiendas en una ciudad intermedia porque no existe la demanda suficiente. Además, la marca Mario Hernández aún está muy joven, apenas 18 añitos, y estamos todavía haciendo la tarea de posicionarnos.

¿Entonces cree que la marca Mario Hernández aún no llega a la cúspide?
No todavía porque las empresas son como la vida misma que nos enseña a diario. Uno nace en peloto aprende a gatear, le salen dientes, aprende a ir al baño, se cae, llora y se vuelve a levantar.

Se ve usted muy desprevenido, ¿no teme ser víctima de la delincuencia?
He sido muy de buenas. Alguna vez me fui del país pero no por temor o inseguridad. Me han hecho tres o cuatro llamadas pero no son importantes. Yo creo que si uno se porta bien, es honesto, le paga a la gente lo que se merece también tienen sus retribuciones y le va bien en todos los sentidos. Eso no quiere decir que sea descuidado en ese aspecto, recordemos que el onceavo mandamiento es no dar papaya.

Usted fue desplazado por la violencia cuando era niño, ¿cómo logra enrumbar su vida?
Sí, fui desplazado por la violencia, afortunadamente o sino estaría en mi pueblo Capitanejo (Santander) sembrando tabaco, así que no hay mal que por bien no venga. Todos lo que le pasa a uno, cosas buenas y malas, son enseñanzas de la vida y mi Dios le pone a uno por el camino las soluciones.

Se puede percibir que es un hombre sencillo.
Yo tengo muy claro que todos somos iguales, los obreros, la gente que trabaja conmigo y yo. A todos nos da gripa, vamos al baño y hacemos lo que hacen los seres humanos. Yo no entiendo de dónde sale la sangre azul y tampoco entiendo que el hecho de poder tener un poco más que los demás nos dé el derecho de menospreciar. Todos, pobres y ricos, gordos y flacos, feos y bonitos nacimos en peloto y morimos en peloto. El mejor premio que uno tiene cuando llega a viejo es que lo traten con respeto y ganarse el aprecio de la gente, y eso no se gana con arrogancia ni creyéndose más que los demás.

¿Qué tan justo se considera?
Insisto en que tenemos que ser honestos, transparentes, debemos ayudar a los demás y Dios todo eso se lo devuelve.

Además de que la marca lleva su nombre, ¿le pone su sello personal a cada producto?
Claro porque eso es lo que me gusta. Yo miro materiales, permanezco en la fábrica y vivo de eso. No soy diseñador, escasamente cursé la primaria y el bachillerato, pero me doy a la tarea de investigar tendencias y las aplico a cada uno de mis productos.

¿Cuál es la prenda de cuero qué más le gusta?
No puedo hablar de una prenda específica porque a mí lo que me gusta es el cuero, y este material está presente en nuestra cotidianidad. Usamos zapatos, billeteras, cinturones, maletines.

¿Qué tiene de interesante el cuero?
Cada piel es un mundo. La calidad del cuero depende de cómo alimentaron al animal, cómo y a qué edad lo sacrificaron. Hoy en día el cuero se volvió en el accesorio de lujo.

¿Ha recibido críticas de los defensores de los animales?
Siempre recibe uno este tipo de manifestaciones en contra y hay que respetar lo que piensa la gente, pero estaríamos llenos de vacas en el país y mientras no se acaben las especies todo está bien.
Las vacas hay que comérnoslas y ahí qué hacemos, y de ellas utilizamos absolutamente todo. Sí tenemos que comprometernos con cuidar el medioambiente; nosotros utilizamos cueros y empaques biodegradables con una curtición vegetal.