“El dolor se acrecienta con los días”
Luego de un año de la muerte de su hijo Sergio Younes Rincón, la congresista Ana María Rincón Herrera abrió su corazón. Con algunos silencios y mucho llanto le contó a DIARIO DEL HUILA qué ha sido de su vida sin su ser amado.

¿Qué ha pasado con su vida luego de un año de la muerte de su hijo?
Este ha sido un año muy duro para mí, la ausencia de Sergio es indescriptible. La pérdida de un hijo es algo que no le deseo a nadie, uno jamás se recupera y el dolor se acrecienta con los días. Todas las noches desde ese fatídico 25 de enero están llenas de mucha tristeza, pero sigo en pie porque me he trazado la misión de cumplirle a mi hijo, cumplir sus sueños. Debo llevar su legado hasta que Dios me lo permita. Mis días sin mi hijo han sido terribles. He sido objeto de muchas críticas, y aun no entiendo cómo la gente aprovecha el dolor ajeno para atacar un ser humano de manera tan injusta y atreverse a caer en difamaciones, pero tengo una fe y una fuerza interna demasiado fuerte que estoy segura me la dan Dios y mi ángel, mi Sergio que me cuida y me protege impulsándome a trabajar incansablemente por los cambios que esperamos. Mi vida cambió demasiado con la partida de mi hijo, además de la tristeza, cumplo a cabalidad con una inmensa responsabilidad con mi partido, mi equipo político y mi departamento y todos aquellos huilenses que creyeron en Sergio y en su proyecto y que depositan hoy su confianza en mí. Asumir sus banderas, y trabajar por cada una de los proyectos que mi hijo es algo de lo que no me arrepiento pues de alguna manera siento que aún vive. Quiero aprovechar para agradecer a los huilenses que tanto quieren y recuerdan con tanto amor a mi Sergio.
¿De dónde saca fuerzas para seguir adelante?
Las fuerzas me las da mi Sergio, antes no creía tanto en el más allá pero hoy estoy segura que la justicia divina es una realidad. Seguir viviendo lo hago por mi hijo, él siempre con su generosidad y nobleza vivía preocupado por su madre. El día de muerte dijo: "Yo no me puedo morir, no puedo dejar a mi mamá sola”, palabras que retumban en mi cabeza. Toda la vida me caractericé por ser una mujer cabeza de hogar, trabajadora y luchadora que trabajó día a día por darle la mejor educación y criarlo con grandes valores y una cualidad grande el amor y el respeto hacia los demás. Me siento tranquila por haber cumplido bien mi rol de mamá, haber hecho de mi hijo un ser humano excepcional e irremplazable, lleno de cualidades, que hoy todo el Huila recuerda con sentimientos encontrados, dolor de haberlo perdido y alegría de haber podido conocerlo y tenerlo prestado un tiempo. Nuestra relación fue maravillosa; mi vida era él y todo lo hacíamos los dos, nos aconsejábamos mutuamente, compartíamos nuestros sueños y discutíamos como lo hacen todas las madres con sus hijos. Y pensar que un día me acosté, y lo tenía conmigo y al amanecer se despidió y nunca regresó, es el sentimiento más desgarrador para una mujer, es como si te arrancaran las entrañas y el corazón. A veces digo cómo me pasó esto a mí, pero trato de refugiarme en la oración y le pido a la Virgen que me ilumine para no perder mi fe.
¿Qué cree que sería de Sergio Younes si no hubiera sufrido ese accidente?
Mi hijo sería sin duda el mejor representante a la Cámara de este país. Soñaría con escuchar sus debates. Sergio tenía claras sus metas y sus objetivos muy definidos, se preparó mucho intelectualmente y espiritualmente por su país; su carrera política iba demasiado bien, venía de ser presidente de la Asamblea, un líder sinigual que se desempeñaba bien en lo que emprendiera. Estoy segura que Sergio iba a ser Presidente de la República de Colombia y quizás uno de los mejores. Son pocas las personas que nacen con ese gran don y carisma, un ángel y un talento y liderazgo innatos que mi hijo tenía. A veces lo veo como un apóstol, desde muy joven preocupado por servir a su comunidad y hacer el cambio, sin interés alguno. Desde que inició sus estudios en el colegio siempre se caracterizó por ser un gran líder y poco a poco se fue ganando el cariño de la gente. A veces pienso que su muerte no sucedió, que es un sueño del que no logro despertar.
¿Ha sentido su presencia?
Cada minuto e instante de mi vida siento que él me está acompañando, protegiendo y direccionando para hacer las cosas como él creía que se debían hacer. Sergio me da la fortaleza que necesito para cumplir exitosamente esta misión.
¿Vivir ocupada le ha permitido mitigar el dolor?
El dolor por su pérdida es un sentimiento irreparable que no se supera jamás, lo que sucede es que si tu mente permanece ocupada mitigas la somatización en el cuerpo causada por la angustia y ese dolor tan grande, y si sumado a eso tienes una responsabilidad tan grande no te puedes morir en vida, debes continuar en honor de quienes nos han dejado, pues aún tu misión en la tierra está vigente, y no debes faltar a ese precepto, debes cumplir como un buen ciudadano de Dios; como decía Sergio: “Dios nos pide que dejemos huella’. Pueden pasar los años y el dolor de la pérdida de mi hijo es el mismo, como lo decía al comienzo a veces la tristeza crece en lugar de disminuir. Es que Sergio era todo lo que yo tenía en mi vida, toda mi vida giraba en torno siempre a mi Sergio. Debo trabajar duro por contribuir a construir una mejor región, él siempre pensó en que sus hijos vivieran en una mejor región, con más equidad y ayuda para las personas menos necesitadas. Hoy no serán los hijos de mi hijo, sino los hijos de todos los huilenses que tanto quiero y que lo necesitan.
¿Qué cree que estaría pensando Sergio de su papel en la política?
Está muy orgulloso de mí por haber continuado con su gran legado. Siempre vivía anhelando durar muchos años para servir a su país y a su gente; cómo no voy a trabajar constantemente para su proyecto sabiendo yo que era lo que él quería. Estoy segura que siente felicidad y agradecimiento y les pido a Sergio y a Dios que continúen guiando mi camino para tomar las decisiones acertadas por el bien de mi comunidad. Él era mi mejor amigo, mi confidente, un hijo maravilloso y amoroso que se convirtió hoy en mi ángel y mi guía espiritual.
¿Cuál es el recuerdo más vivo que guarda de él?
Son demasiados recuerdos los que tengo de mi hijo, un ser tan bueno. Hoy no tengo duda que era un ser de luz, por eso digo que éramos el uno para el otro. Él y yo éramos un único complemento en todo. Decirle cuál es el recuerdo más grato de él sería contarle la historia desde que nació mi pequeño, ese 6 de marzo, hasta el día del accidente. Sergio quería darnos lecciones de vida todo el tiempo, de niño era muy inquieto, quería vivir desenfrenadamente, era un afán constante por cumplir; jamás olvidaré cuando se fue para la universidad, me dijo: “Mamá vas a estar orgullosa de mí, voy a prepararme para servir a este país”. Y rememoro que tan sólo a sus cinco años se ponía la mano en el pecho y cuando le preguntaba que qué quería ser cuando grande, me contestaba: “Voy a ser Presidente”.
¿Y qué es lo que más extraña de él en todo momento?
Sus abrazos, sus sabios consejos, sus besos, sus apuntes jocosos, sus sonrisas, sus canciones, sus serenatas, sus ilusiones, que me pida que lo acaricie que le hiciera un masaje. Son demasiadas cosas que no acabaría aún después de llenar esta página.
¿Hay un momento del día específico en el que lo extrañe?
Las 24 horas de todos los días, cuando estaba estudiando en Bogotá y desde aquel difícil suceso, lo he extrañado las 24 horas al día, siete días a la semana.
Recordemos más cosas de Sergio ¿Cuál era su plato de comida preferido?
Le encantaba la pasta, la pizza, la mazorca desgranada, las albóndigas, la torta de atún que yo le preparaba, un buen baby beef con papitas fritas y si estaba en Neiva un domingo no podía faltar el pollo del restaurante La Avenida (risas).
¿Ha vuelto a preparar esa torta de atún?
No volví a cocinar después de eso.
¿Qué no podía faltar en la nevera para Sergio?
Helados Mimos, los favoritos de mi hijo, Coca Cola Zero, quesadillas que le encantaban a mi hijo, y las papas fritas.
¿Cómo pasó La Navidad?
Estuve con mi familia, pero diciembre fue muy triste para mí porque hace un año estábamos juntos. Traté de estar lejos de todo, pero siempre con el recuerdo de mi hijo que es lo único que me queda de él.
Usted ha recibido muchas críticas ¿qué tanto la afectan?
Eso depende de que sean objetivas o destructivas. Las primeras se atienden y las segundas por lo general son chismes y en el medio político abundan, entonces ya he construido un caparazón ante todo lo que se vive diciendo y las críticas que recibo. Hago caso omiso. A quien difaman, que Dios los perdone, porque yo seguiré con el trabajo que me propuse después de la muerte de mi amado hijo y es seguir con su legado. Eso han dicho de todo, a veces me sorprende hasta dónde llega la maldad de la gente, pero como todo en la vida Dios es el único que se da cuenta de todo, entonces todo queda en manos de ÉL.
Usted se ha referido a Sergio como un hombre que aconsejaba. ¿Cuál es ese consejo que siempre le deba?
Sergio siempre me daba muchas recomendaciones, las principales eran la prudencia y el respeto por los demás. También, dar incondicionalmente sin esperar nada a cambio.
¿Cómo es la relación suya con los amigos de infancia de Sergio?
Muy buena, respetuosa y tienen un espacio grande en mi corazón. A cada uno de ellos: Juan Camilo Durán, Federico Rojas, Pipe Cabrera, Cachita, José David, Juan Gómez, Juan Camilo Cabrera, Manuelito y Daniel, entre otros que se me escapan sus nombres, tengo que agradecerles por haber sido los confidentes de mi amado hijo, desde su infancia hasta su juventud. Sé que ellos hoy más que nadie los llevan en el corazón.
¿Y qué ha pasado con los hermanos de Sergio, aún tiene comunicación con ellos?
Con Germán y Wendy vivimos en permanente comunicación, son los hermanos de mi hijo y aunque tengan otra mamá siempre estaré allí para ellos como amiga. Lo que hacía mi amado hijo por ellos, lo sigo haciendo yo.
¿No ha llegado a pensar que le hizo falta otro hijo para soportarse en esta pena tan grande?
Pienso que Dios a uno lo tiene en la tierra para cumplir con un legado. Si tuve solo a mi hijo Sergio es porque así eran los designios de nuestro Padre Santísimo.
¿Cada cuánto visita la tumba de Sergio?
La tumba de mi hijo la visito cada ocho días, trato siempre de ir los domingos al cementerio y orar por él.
Sí tuviera la oportunidad de verlo otra vez ¿qué le diría?
(Llanto y silencio). Que lo amo con toda mi alma, que es la luz de mis ojos, que lo extraño infinitamente y me duele mucho no tenerlo el resto de mis días a mi lado.