10 militares de Fuerzas Especiales, adquirió la Novena Brigada
Una prueba los ratifica como soldados altamente entrenados y capacitados para enfrentar diversas amenazas tanto en el área urbana como rural del Departamento del Huila.

Redacción Diario del Huila
Una larga jornada de trabajo en equipo, de superar obstáculos y de una fuerza mental única, permitió a 10 militares, entre suboficiales y soldados, obtener la boina que caracteriza a los hombres de las Fuerzas Especiales Urbanas.
El Huila cuenta con una compañía del Batallón de Fuerzas Especiales Urbanas n.° 5, unidad élite de reserva estratégica de la Novena Brigada que les permite actuar con celeridad y eficiencia frente a posibles amenazas como atentados terroristas, secuestros, tomas de rehenes, entre otras actividades delictivas de alto impacto.
Sus capacidades obedecen a un arduo entrenamiento y preparación que les permite maniobrar en operaciones especiales, como asalto aéreo, infiltraciones acuáticas y terrestres, sin importar las condiciones del clima, la hora o el enemigo.
Pero obtener la boina que caracteriza a los comandos, no es fácil, es un acto que ratifica su constante entrenamiento y que los consolida como personas capaces de enfrentar, en un mismo día, diversas amenazas para salvaguardar el orden público.
Para el inicio de las pruebas un día previo se surtió el proceso de hidratación con suero, a la mañana siguiente tomaron el desayuno, el único permitido para la jornada y el necesario en cantidad y calorías, para obtener la energía necesaria y de esta manera soportar las duras pruebas.
La ardua jornada inició muy temprano con las pruebas físicas de agua: 400 metros de piscina (ocho cruces cada uno de 50 metros), 100 metros dinámicos, dos minutos de apnea y salto de plataforma con una altura de doce metros.
Una vez superada la primera prueba, los comandos se hidrataron para enfrentar, en equipo, la prueba física de tierra para lograr certificar 500 abdominales, 500 flexiones de brazos, 100 barras y una carrera de cinco kilómetros. A lo largo de la misma se contó con la supervisión médica para monitorear el estado de salud de los participantes y la capacidad de continuar avanzando.
Luego llegó la hora de superar los temores a las alturas, descenso con armamento por pared y en rapel, para dar paso al control de los agentes químicos que se refiere al manejo de granadas de gas y aturdidoras, empleados en operaciones como rescate de secuestrados, de ahí que simulando un recinto cerrado y así, mediante el empleo de caretas, los comandos se enfrentaron y superaron la prueba.
Demostrar que cuentan con una alta precisión para no errar al momento de ser necesario neutralizar al enemigo, es el objetivo del tiro con transmisión de arma, que inició con el empleo de fusil. Durante la trayectoria también hicieron el cambio a pistola, siempre sin descuidar a su objetivo.
Si bien cada una de las etapas es importante, la prueba de acecho reviste un especial significado, le permite al comando, demostrar que está preparado para actuar, sin ser detectado, logrando llegar al objetivo y neutralizarlo manteniendo siempre su integridad y su equipo sin problemas.
La jornada concluyó con la marcha de resistencia que consistió en un recorrido de cuatro kilómetros con una carga de 45 kilos, y cuatro kilómetros más, esta vez en equipo, trasladando un pesado tubo, demostrando así que no actúan solos y que en el área de operaciones son una fuerza compacta.
Al final, la satisfacción por el logro, se materializó con la imposición de la boina en un acto especial que además del reconocimiento de los compañeros, conllevó el brindis de una bebida tradicional, la que tomaron hasta el final para sacar del fondo el escudo de la especialidad para la que se entraron y capacitaron: la de Fuerzas Especiales, hombres dispuestos a entregarlo todo por el Huila.