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Regional/ Creado el: 2019-07-24 01:35 - Última actualización: 2019-07-27 10:02

“Viven concentrados en el cooperativismo y sus proyectos productivos”

Israel Silva Guarnizo, director ejecutivo de la Asociación de Cooperativas y Empresas Solidarias del Huila, Asocooph, detalló cómo ha sido convertir en empresarios a exguerrileros Farc.

Escrito por: Caterine Manchola | julio 24 de 2019

El sector solidario del Huila, duramente golpeado por el conflicto interno armado, se convirtió en uno de los aliados indispensables en el marco del posconflicto y la implementación del Acuerdo Final, tanto para el Estado como para las FARC. Israel Silva Guarnizo, director ejecutivo de la Asociación de Cooperativas y Empresas Solidarias del Huila, Asocooph, detalló cómo ha sido ese proceso.

¿Cuál ha sido la postura del sector solidario del Huila, con el proceso de paz?

Cuando se conocieron las noticias de que el gobierno iniciaba un proceso de negociación con las FARC, nosotros saludamos de manera positiva esas conversaciones y negociaciones, que posteriormente se cristalizaron en un Acuerdo.

Nos parece que Colombia debe superar toda esa época de violencia y confortación armada, en donde ha muerto y han sido víctimas miles de familias, producto de un enfrentamiento armado que, si bien podría haber razones justificadas desde el punto de vista del derecho a la rebelión, creemos, ha significado un costo muy alto para el país no solamente en términos de muertes, sino de lo que ha implicado también para el desarrollo económico.

En todos los aspectos realmente nosotros, como líderes gremiales y de empresas solidarias, entendemos que el costo ha sido muy alto. Desde ese punto de vista siempre hemos priorizado la búsqueda de la paz y solución negociada de ese conflicto. Que se puede dar y se ha demostrado no solamente en Colombia, sino en el mundo, era necesario hacer.

Indudablemente es un acuerdo que tiene muchas imperfecciones, pero siempre creemos que la paz será más importante que la guerra, la violencia.

Las empresas solidarias han sido también víctimas del conflicto, ¿por qué brindarles ayuda ahora a los victimarios?

A muchas de las empresas les exigían vacunas, les quemaban los vehículos por no acceder a estas y hubo muchos secuestros de líderes cooperativistas y empresarios. O sea, ahí realmente uno podría encontrar razones justificadas para decir por qué estamos apoyando la paz, la negociación: creemos que en un ambiente de paz el país puede encontrar solución a las brechas de desigualdad que tiene. Y también, que muchas organizaciones del sector de oposición, que nunca han estado en el gobierno, lo puedan hacer.

 
¿Cómo se dio la vinculación del sector solidario con el Acuerdo Final?

Nosotros vimos con mucha expectativa que en el primer punto del Acuerdo de La Habana, que habla de la reforma rural integral, todo el componente del desarrollo de la ruralidad estaba enfocado a estimular, a promover y a que el aliado estratégico, fundamental, fuera el cooperativismo.

Las formas asociativas estaban como la mejor estrategia, no solamente para desarrollar productivamente el campo, sino también porque consideramos que en buena parte de las inequidades estaban en el campo; pero precisamente en las condiciones en que el sector campesino trabaja.

 

En ese sentido, ¿proyectaron también apoyar a los campesinos?

Consideramos que las economías solidarias son instrumentos para desarrollar el campo. Y lo hicimos con mucho agrado, porque entendíamos que ese era el factor fundamental por el cual había nacido la violencia en el campo.

No solamente por el despojo de tierras, sino también por las condiciones de dificultades que tienen en las zonas rurales, en carreteras, servicios públicos, educación, salud… en todos esos factores que hacen que en la zona rural más apartada sea más difícil poder desarrollar pequeños proyectos productivos.

Desde el punto de vista de que el Estado iba a facilitar, consideramos que era muy importante y por eso hemos apoyado las iniciativas. Nos une un doble compromiso: de un lado la visión del país, democracia y equidad; pero también, de que en el primer punto se considera la economía solidaria como el factor no solamente de los reincorporados, sino además de las propias comunidades que, todos sabemos, nunca se han apropiado del modelo cooperativo o solidario para desarrollarse productivamente.

 

La reforma agraria vislumbra mayor desarrollo para el país, pero, ¿fue bien planeada?

A pesar de que el Estado tenía los instrumentos para hacer todo ese proceso de capacitación, acompañamiento en la constitución de las cooperativas y de las formas asociativas, yo pienso que hubo algunos errores que el gobierno cometió, y eso ha dificultado de alguna manera el desarrollo de las organizaciones y de los procesos productivos.

Sin embargo,  esas dificultades hoy no son factores limitantes. El gobierno partió de una serie de organizaciones como la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, ARN, el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, pero no ha diseñado una política pública para la economía solidaria, ese ha sido un error.

Por eso muchas entidades han llegado a apoyar y fortalecer, pero muy pocas han llegado con una visión clara de lo que es la economía solidaria y las  distintas formas empresariales, cuáles son las mejores formas que le permitirían a ellos, además de desarrollar sus proyectos productivos, desarrollarse como familias y como comunidades.

Si no hay una visión integral del papel de la economía solidaria, si solo se concibe como una forma empresarial, eso es algo reduccionista del modelo. Porque este además de generar ingresos, busca   una mayor calidad de vida de esas personas con la comunidad.

 

¿Cuál es el toque especial de capacitar en cooperativismo a exguerrilleros y cómo ha sido?  

La labor que hemos venido haciendo desde los gremios, desde Asocooph, es tener claridad de qué implica que los exguerrilleros, en este caso particular, tomen la decisión de agruparse en cooperativas. El agruparse no les va a resolver las necesidades de entrada, lo que hace es que a través del modelo puedan comenzar a resolver sus necesidades, no inmediatamente sino en un futuro.

Eso requiere un acompañamiento de personas e instituciones que realmente comprendan que hacer empresa no es un acto que se decide de un día para otro, eso requiere un proceso. Ese es el esfuerzo que hay que hacer, en el Huila se ha hecho un esfuerzo por tratar de que este trabajo con los reincorporados sea lo más colectivo posible, que estén las instituciones públicas, sector solidario y otro tipo de empresas, que ayuden a promover las organizaciones de excombatientes para que puedan reincorporarse a la vida productiva y reincorporarse a la vida social.

Ese esfuerzo lo hemos venido haciendo con los distintos grupos de reincorporados que se han venido constituyendo en los municipios, específicamente en Neiva, de la mano de Utrahuilca, Fundautrahuilca y demás cooperativas que queremos acompañar en todo este proceso.

También, de la mano de la Agencia Nacional para la Reincorporación y Normalización, organizaciones de cooperación internacional. Queremos decir que ha habido muy buena disposición.

 

Los excombatientes ya están incursionando de lleno en el sector empresarial, ¿qué es lo que han propuesto?

Desde la cooperativa hemos venido acompañando Asopropaz, que es un asociación de reincorporados de Algeciras; también la cooperativa agroindustrial, de ese mismo municipio. Asimismo, el proceso de Coagropaz, ubicada en Neiva pero con asociados en todo el departamento del Huila; y la cooperativa de Íquira.

Además, acompañamientos que se han hecho por parte de la Fundación Social Utrahuilca a la zona veredal de Miravalle en Valle del Cauca,  Agua Bonita en Caquetá, y en Tolima, la zona veredal de Icononzo donde hay dos cooperativas.

También hemos participado en el Consejo Departamental de Paz, en la mesa departamental de reincorporación y algunas de las iniciativas ya son asociadas nuestras, por ejemplo Coagropaz.

 

¿Cómo ha sido la evolución de las asociaciones?

Lo que nosotros hemos palpado, y vale la pena darlo a conocer a los lectores del DIARIO DEL HUILA, es la percepción que ellos han venido mostrando, sobretodo el compromiso de quienes decidieron constituir las cooperativas, la disposición de avanzar en el proceso de reincorporación y de la generación de ingresos a través de estas.

Ellos tienen la opción de presentar su propio proyecto productivo personal con el aporte que les da el Gobierno Nacional a través de la ARN, pero han venido comprendiendo que es mucho más fácil y viable si lo hacen de manera colectiva a través de la empresa.

Entonces, ese es un primer aspecto que yo valoro mucho, es que ellos también han entrado en esa concientización de que es mejor hacer el proyecto productivo de manera colectiva.

Y lo segundo, es la disposición que tienen de apostarle a la paz. En la medida en que ellos logren desarrollarse económicamente y familiarmente, es una apuesta no solamente de ellos sino como sociedad de apostarle a la paz. Ahí hay un compromiso de no apostarle nuevamente a la guerra.

Asimismo, han venido comprendiendo que hacer empresa no es fácil ni rápido. Que tienen que tener claro que esto es un proyecto de largo aliento, que implica generar sostenibilidad.

 

¿La disciplina de la guerra la emplean ahora para crear paz?

Como son personas que estuvieron todo el tiempo, las 24 horas del día, dedicadas a la guerra, aquí ellos tienen todas las 24 horas para pensar su empresa y viven concentrados en el tema de cooperativismo y sus proyectos productivos, esa es una gran ventaja.

Lo otro es su disciplina, porque vienen de procesos militares y están acostumbrados al compromiso, responsabilidad y puntualidad; esos son aspectos que se pueden aprovechar para que las empresas puedan avanzar.

A veces son muy proactivos y quieren hacer las cosas muy rápidamente, pero es precisamente por esas fortalezas. Creo que ahí hay mucho futuro por  construir.


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