¿Sabe usted que es vejiga hiperactiva?
La Vejiga Hiperactiva, VH, impacta negativamente sobre la calidad de vida de los pacientes y sus familiares o cuidadores, pues generalmente afecta las relaciones interpersonales, sociales, sexuales y laborales.

Uno de cada tres personas puede tener algún síntoma de la enfermedad.
La Sociedad Internacional de Continencia, ICS, define la Vejiga Hiperactiva, VH, como “una urgencia urinaria usualmente acompañada de frecuencia y nocturia, con o sin incontinencia urinaria de urgencia, en ausencia de infección del tracto urinario u otras patologías”.
Lo que se entiende como la necesidad urgente y repentina de orinar, incluso interrumpiendo el sueño una o varias veces. Se estima que “la prevalencia en Latinoamérica es similar a la reportada en otros países, 32% de mujeres mayores de 40 años y 14% en mujeres mayores de 18 años”.
De acuerdo con el doctor Mauricio Plata, urólogo y jefe del departamento de Urología de la Fundación Santa fe de Bogotá “la prevalencia de vejiga hiperactiva en Colombia según un estudio realizado en el 2017 es de aproximadamente el 38%, esto quiere decir que de 1 de cada 3 personas puede tener algún síntoma de la enfermedad”.
Así mismo, el especialista añade que existen algunos factores de riesgo asociados a la aparición de la patología como el número de embarazos, la vía del parto, antecedentes de enuresis en la infancia (orinarse en la cama), estreñimiento, síndrome de intestino irritable, la obesidad, el sedentarismo y los trastornos de ansiedad y depresión.
Es importante que este síndrome sea diagnosticado y guiado por el especialista, quién se basa en los siguientes puntos para determinar la enfermedad:
- Una detallada historia clínica.
- Un examen físico completo y detallado: el examen abdominal debe evaluar cicatrices, masas, hernias y globo vesical. Se debe realizar examen genitourinario y rectal para descartar trastornos del piso pélvico (espasticidad muscular, dolor, prolapsos o vaginitis atrófica) en mujeres y patología prostática en hombres.
- Un análisis de orina, conocido como uroanálisis. Para descartar infección y hematuria; si se detecta infección se debe realizar urocultivo y dar tratamiento para revalorar los síntomas.
- La valoración del diario miccional y de síntomas.
- En algunos pacientes seleccionados puede ser necesaria la medición del residuo miccional y un cultivo de orina.
Debe descartarse la presencia de otras patologías que pueden provocar una evaluación clínica de urgencia como procesos obstructivos, infecciosos, inflamatorios, tumorales, etc.
La terapia para la vejiga hiperactiva inicia con la educación al paciente sobre sus síntomas y la guía dada por el especialista, así lo manifiesta el doctor Mauricio Plata, urólogo y jefe del departamento de Urología de la Fundación Santa fe de Bogotá, quien a su vez indica que “muchos pacientes se pueden beneficiar de técnicas de entrenamiento vesical y micción por medio de rutinas que pueden ser hechas a través de la rehabilitación del piso pélvico, así como de tratamientos mediante medicamentos que permitan aliviar las malas contracciones de la vejiga”.
Prevención y tratamiento
El síndrome de la vejiga hiperactiva puede prevenirse siempre que no sea consecuencia de un traumatismo o de una enfermedad concreta. De hecho existen una serie de recomendaciones que pueden resultar eficaces:
- Fortalecimiento de los músculos del suelo pélvico mediante ejercicio específicos.
- Una alimentación sana y equilibrada.
- Evitar el consumo de bebidas diuréticas, como las que contienen cafeína, la cerveza, las carbonatadas (con gas) y otras.
- Dejar de fumar.
- No consumir alcohol.
- Realizar ejercicio físico de manera habitual.
En lo que respecta al tratamiento, además de las anteriores recomendaciones hay otras que permiten el control de los síntomas de este trastorno urinario, como evitar el estreñimiento, no llevar prendas ajustadas que puedan presionar sobre la vejiga o el entrenamiento para el control de los episodios de urgencia: permanecer quieto, en pie y hacer fuerza sobre los músculos de la vejiga hasta que desaparezcan las ganas de orinar (tras dos meses se obtienen buenos resultados).
Además de todo ello, también cabe el tratamiento farmacológico, aunque los medicamentos que se utilizaban tradicionalmente, los anticolinérgicos, no resultaban demasiado eficaz y causaba efectos adversos significativos. En la actualidad se dispone de un nuevo fármaco para la vejiga hiperactiva, denominado mirabegron, que actúa causando la relajación de los músculos de la vejiga, lo que induce un incremento de su capacidad y, por tanto, un mejor control de la micción y la urgencia.
Éste es el mismo objetivo con el que se utiliza desde hace muy poco la toxina botulínica (botox) en el tratamiento del síndrome de la vejiga hiperactiva, que se administra inyectándola en el músculo de la vejiga.