“Nunca pensé sentarme en un salón de clases con alias Fabián Ramírez”
La Fundación Social Utrahuilca ha sido parte de las manos amigas que han propendido por la trasformación de frentes guerrilleros en cooperativas y asociaciones. Conozca cómo lo ha logrado.

Por: CATERIN MANCHOLA
El director cooperativo de la Fundación Social Utrahuilca, Yael Garaviño Rodríguez, entregó un balance de lo logrado mediante trabajo conjunto entre el sector solidario y los excombatientes FARC, que se acogieron al Acuerdo Final.
Admite que entre lo más complejo de su tarea es erradicar la figura vertical de mando y que nunca imaginó compartir aula de clases con alias ‘Fabián Ramírez´ y José Benito Cabrera Cuevas, ex jefe del Bloque Sur de las FARC.
En materia de cooperativismo, ¿cuál ha sido el proyecto más sobresaliente en Huila?
Estamos trabajando de lleno con los compañeros reincorporados del proceso de paz. Aquí en el Huila hemos trabajado a fondo, se ha creado una cooperativa, Coagropaz, que tiene más o menos 400 personas vinculadas. Con ellos, hemos hecho capacitación cooperativa y financiera, también se ha promovido un proyecto llamado Centro de Acopio. Esta iniciativa ya es una realidad.
Coagropaz se presentó a la Alcaldía de Neiva y Gobernación, y la semana pasada se firmó ya el comodato con la Alcaldía donde le entregan a la Cooperativa dos grandes bodegas en Mercaneiva para instalar el Centro de Acopio.
¿Qué ha sido lo más complicado con Coagropaz?
Ha sido necesario allanar caminos, obstáculos, de costos. Como por ejemplo pagar la evaluación de infraestructura de las bodegas que, eso, en últimas nos estaba cobrando 7 millones de pesos, pero luego arreglamos en otro valor que nos favorecía. Eso lo ha pagado una parte Coagropaz y otra parte Fundautrahuilca para coadyuvar.
Y por parte del Departamento, ya nos informaron que hay viabilidad para otorgar 400 millones de pesos a Coagropaz para equipar las bodegas porque queremos que sea centro de acopio, pero alargarle la vida al producto agrícola.
Además, estamos hablando con algunas veredas para implementar algunos proyecto semi industriales, modificando el monocultivo.
¿Cuál es la estrategia para que el negocio sea ciento por ciento rentable?
Tenemos que alargar la vida al producto y comercializar, estamos en esa tarea. En estos momentos ya estamos haciendo un contacto con la Plaza San Carlos, en Bogotá, para vender directamente. Pero primero tenemos que organizar el centro.
También pesamos instalar centros de acopio en veredas para que al campesino le quede cerquita, no tenga que pagar mayor costo de transporte, y se comercialice en conjunto.
¿De dónde nace este modelo económico?
A raíz de todas las experiencias que hemos tenido, sobretodo en el Encuentro Internacional de Economía Solidaria. Hace dos años atrás trajimos a un italiano que nos mostró el proceso italiano en la comercialización agrícola, en la estructura cooperativa.
Ellos tienen una gran empresa industrial donde procesan los alimentos, pero ya no solamente están en Italia, sino que tienen fábrica en Francia y en España. Ellos reciben el alimento y lo pagan al campesino, en el primer nivel, el segundo nivel lo lleva hasta el tercero donde está la empresa de industria que comercializa, enlata y empaca los productos; tiene un comercio en Europa muy bueno, productos garantizados.
En la medida en que van vendiendo los productos industrializados, sacan los costos y de ese valor que están cobrando van bajando un valor agregado a las organizaciones, hasta que le llega un valor agregado al campesino por la vente industrializada del producto.
Ese modelo es el que nosotros hemos recogido con muy buena imagen para poderlo implementar acá, en el Huila, en la zona surcolombiana y poder desarrollarlo.
¿El gobierno ha cumplido con el desembolso de dineros?
A ellos no les han dado los ocho millones de pesos para proyectos, estamos trabajando con lo que podemos hacer, ellos se están defendiendo con lo que pueden.
Trabajamos con lo que la fundación y la cooperativa aportan. Ellos están cultivando en tierras de amigos o familiares, pero también han tenido un estímulo en el mercado campesino con sus productos, allí ellos ven que a largo y mediano plazo podrán tener un futuro mejor.
Empuñando lápiz, apuntando metas
¿Alguna vez imaginó dictar clases a exguerrilleros?
Yo nunca pensé sentarme en un salón con [alias] ‘Fabián Ramírez´, José Benito Cabrera Cuevas -ex jefe del Bloque Sur de las FARC- o con ‘Sonia’ -Omaira Rojas Cabrera, la primera guerrillera en ser extraditada-.
Con la gente reincorporada, primero que todo se ha hecho educación porque hay que cambiar el chip, con ellos hay que cambiar el chip inclusive del orden de estructura direccional. La de ellos era vertical, el ‘gran jefe’ da una orden y todo el mundo cumplía. En cambio cuando estamos organizando las cooperativas, y todas estas cosas, es una democracia horizontal: hemos comenzado por eso con ellos.
También hemos colaborado en educación en la zona veredal de Inconozo – Tolima-, y Agua Bonita y Guayabal en el Caquetá. En ese departamento estamos dictando un curso técnico en Administración de Empresas con énfasis en Economía Solidaria, de tres semestres y vamos por el segundo a 28 jóvenes reincorporados.
¿Cómo ha sido la experiencia de capacitar a exguerrilleros?
Es una experiencia particular, con ellos, en la dinámica de que tienen que subsistir, entonces una semana hacemos clase, otra semana se van para el campo a trabajar, y la otra semana volvemos a clase de lunes a sábado.
O sea estamos haciendo viable la posibilidad de que se preparen técnicamente en el área de Administración de Empresas de economía solidaria porque ellos tienen allí una empresa de ese tipo.
Consejo Nacional de Paz
Yael Garaviño Rodríguez representa al sector cooperativo de Colombia ante el Consejo Nacional de Paz, un órgano asesor y consultivo del Gobierno Nacional, que creó la Ley 434 de 1998.
Su misión es, según la ley, “propender por el logro y el mantenimiento de la paz, y facilitar a colaboración armónica de las entidades y órganos del Estado”, dándole prioridad a las alternativas políticas de negociación del conflicto armado interno para alcanzar relaciones sociales que aseguren una paz estable y duradera.
¿Ha tenido injerencia el Consejo Nacional de Paz en la implementación del Acuerdo Final?
Ese organismo no tiene una presencia obligatoria para el gobierno. Es un grupo asesor de buenas recomendaciones, por ejemplo, [Juan Manuel] Santos en el último periodo invirtió recursos en los tanques de guerra para La Guajira y frontera, en lugar de solucionar el problema de agua potable y darle comida a los guajiros, que era lo que proponíamos en el Consejo Nacional de Paz.
Entonces por más que se den recomendaciones, la presidencia decide qué hacer y por más de haya que respaldar a los reincorporados, cumplirles con los dineros, proyectos, planes de vivienda… son recomendaciones.
El Consejo Nacional de Paz es de sugerencias, inquietudes, presentar documentos y hay debates, pero hay momentos en que se siente que no se toma la existencia misma del trabajo. Así que uno decide trabajar por otro lado. Por eso en Fundautrahuilca estamos trabajando no solamente en el Huila.
¿Qué otros proyectos están apoyando en Colombia?
En el Caquetá hemos colaborado en el montaje de producción de alimentos para aves. Y actualmente estamos impulsando la Mesa Nacional de Trabajo Cooperativo.
Solidarios con el posconflicto
Como alternativa para reinsertar a la vida social los excombatientes que se acogieron al Acuerdo Final, y propender por parte del cumplimiento del primer punto de lo pactado, esto es lograr una reforma rural integral, el Gobierno Nacional creó el Plan Nacional de Fomento a la Economía Solidaria y Cooperativa Rural –Planfes, cuya ambiciosa meta es lograr al 2032 la erradicación de la pobreza extrema y el mejoramiento de las condiciones de vida en la ciudad y en el campo.
El propósito es fortalecer la capacidad de acceder a bienes y servicios de los campesinos, la comercialización de sus productos y mejorar sus condiciones de vida, valiendo se del sector solidario. Este no forma parte del gobierno, ni tampoco forma parte del sector tradicional de la economía ya que las organizaciones que lo conforman, aunque privadas, no son instituciones lucrativas, sino que invierten sus excedentes en beneficios para su base asociativa y la comunidad en general.