“La justicia mató a mi mamá y a mí me mató en vida”: Gustavo Sastoque
DIARIO DEL HUILA dialogó con el exfuncionario del CTI, condenado a 41 años de prisión por el asesinato de Hernando Pizarro, pero que ahora se demuestra su inocencia luego de que las FARC reconocieran ante la JEP este crimen. Sastoque, solo espera que el Estado asuma el falso positivo judicial del que fue víctima.

Por Linda Vargas
Gustavo Sastoque no es del Huila, pero por sus venas corre sangre opita. A sus 41 años busca limpiar su nombre, aquel que fue manchado tras ser acusado de ser el autor material del asesinato de Hernando Pizarro, exguerrillero del M-19, el 25 de febrero de 1995.
Luego de que las Farc se atribuyeran seis sonados crímenes, entre estos, el asesinato de Hernando Pizarro, Gustavo espera que el Estado asuma el falso positivo judicial que se armó en su contra y reconozcan ante la opinión publica el grave error que le costó los mejores años de su vida y la muerte de su madre.
Sastoque espera que el Estado reconozca el error que cometió contra él
Hechos
Para la época se dedicaba como asistente judicial de la Sección de Criminalística del CTI de la Fiscalía General de la Nación. Aclaró que allí nunca usó un arma de fuego, solo una máquina de escribir.
Contó que, durante cinco años de estar trabajando en esta entidad, su rutina fue realizar informes y documentos hasta el 8 de marzo de 1995, fecha en la cual perdió su libertad, reputación y los mejores momentos de su vida. Ese día, a su oficina le llegó una correspondencia donde decía que debía presentarse en la Fiscalía Regional; de inmediato se dirigió hasta dicho lugar, ahí lo atendió un hombre de actitudes raras. “Él dijo: ‘vamos a ver para qué fecha lo citaron’. Subió y se demoró más o menos 45 minutos; luego me entregó un papel y me dijo: ‘no sé para que fecha lo citaron, voy a seguir averiguándole’”, relató. Mientras el señor indagaba, Sastoque estaba encerrado en un cuarto donde había un vidrio oscuro, ahí esperaba sin dimensionar el complot que se estaba armando en su contra.
Tras las rejas tuvo que pasar el duelo por la muerte de su madre.
“Ahí duré aproximadamente una hora sentado, sin saber para qué me habían citado; luego de eso, abrieron la puerta y aparecen dos personas, una de ellas me entregó un papel, lo cogí y decía: ‘Orden de captura Fiscalía Regional, estaba mi nombre, mi número de cédula y abajo decía que me podían ubicar en Puerto Rico, Caquetá; es ahí donde empieza la mala fe de la justicia, porque sabiendo que yo estaba en Bogotá, ¿cómo es que me iban a ubicar en Puerto Rico, Caquetá?”, detalló.
Posteriormente, lo esposan y lo trasladan a los calabozos del DAS, pese a no entender lo que sucedía, seguía tranquilo y confiaba que la justicia iba a estar de su lado, porque creía que se trataba de una equivocación. “Yo trabajaba con la Fiscalía y como funcionario uno nunca se imagina que existan esas injusticias”, indicó.
Al día siguiente, sobre las 8 de la mañana, recibió la visita de su abogado quien le contó que había sido capturado por el homicidio de Pizarro. Al principio creyó que se trababa de Carlos Pizarro, por ende, le refutó que nunca había montado en un avión, pero este le confirmó que estaba allí por la muerte de Hernando Pizarro, hermano de Carlos Pizarro.
“Cuando llegó mi abogado, me dijo que me habían capturado por la muerte de Pizarro, al único que conocía por medios de comunicación, era a Carlos Pizarro, yo no sabía que él tenía un hermano”, precisó.
En ese momento, su apoderado sacó un periódico en donde el titular decía: ‘Capturado funcionario del CTI como presunto asesino de Hernando Pizarro’. De inmediato pensó qué estaba haciendo ese día. “Yo empecé a devolver el casete. Ese domingo estaba con mi familia, luego me desplacé más o menos a las 5:30 de la tarde a comprar unos zapatos y al señor Hernando Pizarro lo mataron como a las siete. Yo estaba muy distante al lugar de los hechos, en el barrio Restrepo, sur de Bogotá; a él lo asesinaron en el norte de la ciudad”, recordó.
Espinoso camino para demostrar su inocencia
Tras las rejas y con la ayuda de su familia, empezó a reunir todas las pruebas que corroboraban su inocencia. Aportó el váucher de la compra de los zapatos y también las declaraciones de la vendedora y del administrador del establecimiento, quienes confirmaron que él sí estuvo allí; y además recopiló el testimonio de una tendera que afirmó que él después de la 7 de la noche fue a comprar una cuchilla de afeitar y un champú.
“Esas pruebas se aportaron al proceso, pero la Fiscalía jamás las tuvo en cuenta. Un asesino no va a ir a hacer compras tranquilo y luego se va, asesina a un tipo y se devuelve para la casa”, sostuvo.
Sastoque expresó que la Fiscalía llevó a un testigo falso que afirmó que él estuvo con los miembros del CTI, realizando el levantamiento del cadáver de Pizarro. Sin embargo, él contrastó que dicha afirmación era falsa. “Todos los miembros de ese grupo, más o menos 15, declararon que yo nunca estuve ahí, pero nunca tuvieron en cuenta estos testimonios”.
Más adelante, Gustavo instauró una denuncia por falso testimonio y fraude procesal. En este proceso logró conocer los testimonios de dos personas que narraron cómo se realizó el montaje en su contra.
Así registró la noticia otros medios de comunicación.
De acuerdo con Gustavo, a él lo escogieron dentro de varias hojas de vida archivadas en la Fiscalía; para su desgracia, él cumplió con el perfil y fue usado como chivo expiatorio para desviar la investigación y encubrir a los verdaderos culpables.
“Dice otro testimonio que a los testigos les pagaron 20 millones de pesos de la época. Con dos testigos falsos me sindicaron y luego me condenaron. En esa investigación fueron dos testigos: una mujer y un hombre; la señora siguió ratificándose en su mentira, que yo llevaba al señor Pizarro en compañía de otro agente de la Fiscalía y que, cuando yo iba a subir al carro, él se resistió y yo saqué un arma y le disparé cinco tiros en la cabeza. Yo en mi vida nunca he matado a una cucaracha, yo no soy ningún asesino, es más, la única dotación que recibí fue una máquina de escribir y el carné que me identificaba como miembro de la Fiscalía, ni arma ni nada de parte de la institución. Y el señor, en esa investigación de falso testimonio dijo que él nunca me había señalado”, reveló.
Ante la falta de garantías procesales, algunos compañeros de trabajo de Sastoque contactaron a una ONG que llevó la denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. “Yo demandé al Estado a nivel internacional, está en trámite, inclusive esta última prueba ya se aportó a la investigación. Estamos esperando un pronunciamiento por parte de la Comisión”, sostuvo.
Daños irreparables
Para la época de su captura, Sastoque tenía 26 años, planeaba estudiar Derecho en 1996, estaba tramitando la compra de un apartamento para organizarse con su pareja de aquel entonces, “pero todos esos sueños me los quitó la justicia colombiana, todo quedó en el piso por los errores que se cometieron contra mí”, relató.
Además, tuvo que sufrir desde la cárcel el fallecimiento de su mamá. “Ella sufrió un derrame cerebral al enterarse de la condena que me dio la justicia colombiana. Yo siempre he dicho: la justicia mató a mi mamá y a mí me mató en vida”, contó.
“Para el entierro de mi mamá se rogó para mi permiso. Mi familia habló hasta con el presidente para que me autorizaran el permiso, y me lo dieron, pero lo degradante es que la guardia me llevó esposado, escoltado por policías y guardias del INPEC. Fue algo muy degradante llegar al entierro de mi mamá como un delincuente, a sabiendas que yo no era el asesino”, afirmó.
Estigmatización
Cuando salió de la cárcel en 2005 bajo libertad condicional, montó una caseta de comidas rápidas, pero no dio muchos frutos. Actualmente, es mensajero en el fondo de empleados de la Registraduría y lleva una carga en su hombro por haber estado en la cárcel pagando el homicidio que nunca cometió.
Que la Corte Suprema de Justicia revise su caso
Finalmente, expresó que a él no le interesa quién asesinó a Hernando Pizarro, solo exige que se limpie su nombre y ante la opinión pública se demuestre su inocencia.
“Estamos esperando las declaraciones de estos señores (FARC), para que la justicia esta vez sí valore y se dé cuenta de que yo soy una persona inocente. La idea es aportar lo que salga de aquí en adelante, para una eventual revisión ante la Corte Suprema de Justicia, que es el único recurso que me queda”, puntualizó.